Una ovación cerrada recibió este domingo en el Teatro Vorterix a The Amy Winehouse Band, la formación original que acompañó a la legendaria artista británica durante su breve e intensa carrera. El show, liderado por su histórico bajista y director musical Dale Davis, fue mucho más que un concierto: fue una ceremonia íntima y poderosa, un reencuentro con la voz, la música y la sensibilidad de Amy Winehouse, a casi 14 años de su partida.
Desde los primeros acordes de “Know You Now”, la banda marcó el tono de lo que sería una noche de emociones profundas. Bronte Shandé, la vocalista encargada de darle cuerpo a las canciones de Amy, no intentó imitarla: la encarnó con respeto, presencia y talento. Su interpretación fue cálida y honesta, dejando que el alma de Amy se manifestara a través de cada verso.
Con un repertorio cuidadosamente seleccionado, el grupo recorrió los discos Frank, Back to Black y Lioness: Hidden Treasures, en un viaje que combinó energía soul, jazz, funk y desgarro emocional. El bloque inicial —con temas como “October Song”, “Mr. Magic (Through the Smoke)” e “In My Bed”— fue una declaración de principios: este no era un tributo cualquiera, sino la música de Amy tocada por quienes ayudaron a construirla desde el estudio y el escenario.
Entre visuales en pantalla y metraje inédito de la artista, el espectáculo fue ganando en intensidad. El público acompañó con respeto, emoción y cantó en más de una ocasión con la garganta apretada. La sección media del show —“Stronger Than Me”, “You Sent Me Flying”, “Addicted”, “Cupid”— dio paso a los éxitos más conocidos, donde la conexión fue total.
Uno de los momentos más especiales llegó con “He Can Only Hold Her”, introducida con la presentación de cada músico. Allí se lucieron los vientos (con Henry Collins, Dominic Glover, Ben Edwards y los saxofonistas Dave Temple y Frank Walden) y se reforzó lo que ya era evidente: la calidad musical del ensamble es de primer nivel.
El tramo final fue un desfile de hits: “Love Is Just a Losing Game”, “Tears Dry on Their Own”, “Back to Black”, “You Know I’m No Good”, “Me & Mr. Jones”, y por supuesto, “Rehab”, desataron la ovación total. La despedida formal incluyó “You’re Wondering Now” y “Monkey Man”, antes de que la banda regresara para cerrar con una versión inolvidable de “Valerie”, que convirtió a todo el Vorterix en un coro.
The Amy Winehouse Band no solo trajo las canciones de Amy a Buenos Aires: trajo su espíritu, su fragilidad, su genio. Fue una noche de homenaje, pero también de celebración. Porque Amy fue —y sigue siendo— única. Y en shows como este, su voz sigue viva.


































