
Sophie Oliver presenta su nuevo álbum “To Space”, una travesía sonora y emocional que fusiona pop moderno, sintetizadores ochentosos y una estética retro-futurista. Grabado en tres continentes diferentes (California, Buenos Aires y Londres), este disco es el resultado de un proceso profundo de introspección y búsqueda de libertad, deseo y renacimiento personal.
Con canciones como “Touch Me Baby”, “Like a Fish”, “Moonlight” y “Little Dancing”, Sophie Oliver nos invita a entrar en un universo propio donde el brillo electrónico convive con la vulnerabilidad más humana. Sus letras exploran temas universales como el amor, la soledad, el deseo y el reencuentro con uno mismo, creando un espacio íntimo y emocionalmente cargado.
“To Space” ha sido producido por reconocidos productores como Ronnie King (The Offspring, Tupac) y Gustavo Buchiniz & Agustín Della Croce (Piscis Machine), lo que garantiza un sonido de alta calidad y una producción impecable.
“To Space” es un álbum que invita a cerrar los ojos, dejarse llevar y viajar hacia adentro —o hacia el infinito. Con su mezcla única de sonidos y estilos, Sophie Oliver nos lleva en un viaje emocional y sonoro que nos hace reflexionar sobre nosotros mismos y nuestra relación con el mundo que nos rodea.

La entrevista a Sophie Oliver
Encerrada durante semanas en un rancho californiano, Sophie Oliver atravesó emociones intensas. Hubo días de inspiración desbordante y otros de encierro agobiante. “Pasaron muchas cosas: se perdió un gato, aparecieron dealers cerca, incluso hubo una muerte en la zona. Yo solo quería escribir un álbum. Al principio me sirvió estar aislada, pero después me sentía como un gato enjaulado. Necesitaba ver gente, escuchar música. Esa tensión también terminó en las letras”.
—¿Cómo fue ese proceso compositivo en el desierto?
“Era la primera vez que trabajaba así. Le pasé a Ronnie una lista de canciones que me gustaban y componíamos juntos. A veces él armaba un beat de noche y yo lo escuchaba al día siguiente mientras corría por las montañas. De ahí salieron letras como Believe in You. Muchas mañanas le pedía a la montaña: ‘por favor, dame una canción’, y me la daba. También hubo momentos de enojo, que se transformaron en disparadores creativos. Toda emoción servía”.
—¿El disco es más introspectivo que espacial?
“Totalmente. Aunque hable de ir al espacio, en realidad es un viaje hacia adentro. I’m in Control, por ejemplo, es una canción en la que le digo a mi mente que se calle, que yo estoy al mando. Y Believe in You es un recordatorio de que no importa lo que digan los demás: hay que confiar en uno mismo. Es un manifiesto personal”.
La confianza, la vulnerabilidad y la resiliencia son hilos conductores en su música. “Cada vez que muestro una canción siento que me expongo. Es fuerte, porque son letras que nacen de experiencias reales. Pero también es sanador. Cuando alguien me dice que conectó con un tema, siento que el trabajo está hecho”.
—¿Qué esperás que el público se lleve al escuchar To Space?
“Espero que se lleven confianza. Que sepan que la vida es una y que lo importante es estar bien con uno mismo. No es fácil: podés tener cien comentarios positivos y quedarte pensando en el único negativo. Pero hay que entrenar la mente. Ese es el mensaje del disco”.

 
            


