Después de un año de grandes consagraciones y una extensa gira por Estados Unidos, México y Chile,Los Caligarisregresaron a la Argentina para presentar su nuevo espectáculo “Maquillaje y Canción” en elTeatro Vorterix. El grupo cordobés, fiel a su estilo festivo, ofreció un show explosivo que combinó humor, circo, emoción y música en partes iguales, reafirmando su sello único dentro de la escena del rock latino.
Un show que trasciende el formato tradicional
Con esta propuesta, Los Caligaris elevaron la experiencia escénica a otro nivel. Lejos de repetir fórmulas, la banda sorprendió con una puesta en escena dinámica, participativa y visualmente impactante, donde cada tema se transformó en un acto distinto. El público acompañó con entusiasmo una noche que fue puro ritmo y celebración, en la que se mezclaron los clásicos de siempre con sus nuevas canciones.
Escenografía, humor y circo: el sello Caligaris
Nada faltó de la iconografía que define a la banda: el asado simulado, el arco de fútbol con su pelota infaltable y, como novedad, un aro de básquet en pleno escenario, donde los músicos se animaron a encestar en medio del show. Estos guiños lúdicos, junto al carisma de cada integrante, consolidaron una vez más esa identidad entre musical y teatral que hace de Los Caligaris una experiencia irrepetible.
Antes de ingresar, los fans ya vivían el espíritu del espectáculo: un stand de maquillaje los invitaba a pintarse y sumarse al universo colorido de Maquillaje y Canción.
Canciones nuevas y clásicos que nunca fallan
Durante el concierto, la banda repasó varios de sus hits y presentó sus lanzamientos más recientes. Entre los más festejados, “Mi Vida Sin Tu Vida”, su colaboración con Los Auténticos Decadentes, fue recibida con ovaciones y se ganó un lugar entre los nuevos himnos del grupo. El despliegue visual, los efectos escénicos y la complicidad con el público transformaron el Vorterix en una verdadera fiesta colectiva.
Una celebración que sigue girando
Luego del paso triunfal por Buenos Aires, Los Caligaris continúan su gira “Maquillaje y Canción” con nuevas fechas internacionales antes de regresar a su tierra natal, Córdoba.
El recorrido confirma el gran presente del grupo, que sigue cruzando fronteras con su propuesta de música, humor y alegría, una fórmula tan contagiosa como imbatible.
Los Caligaris: 25 años de fiesta sin fin
A lo largo de su trayectoria, Los Caligaris se consolidaron como una de las bandas más queridas del continente, mezclando rock, cuarteto y espíritu circense en un estilo inconfundible. Lo que se vivió en el Vorterix fue mucho más que un recital: fue una demostración de que, pese al paso del tiempo, la fiesta Caligari sigue tan viva como el primer día.
Dieciocho años después de aquel recordado recital donde presentaron El Impulso, La Vela Puerca volvió al Estadio Ferro para protagonizar una noche que quedará grabada en la memoria de sus fans. Fue un reencuentro cargado de energía, emoción y un vínculo inquebrantable con su público porteño.
Desde las primeras horas de la tarde, los alrededores del estadio se llenaron de remeras con el sol del logo, banderas y cánticos. Cuando las luces se apagaron, el rugido del público fue unánime: la banda uruguaya más querida del Río de la Plata volvía a casa.
33 canciones para un público fiel
Con un setlist de 33 canciones que recorrieron toda su historia, La Vela Puerca repasó himnos y nuevas composiciones con la fuerza de siempre. Los pogos, los abrazos y la alegría colectiva fueron parte de una noche donde el tiempo pareció detenerse.
Cada acorde recordó por qué la banda sigue siendo un puente entre generaciones. “El viejo”, “Llenos de magia”, “De atar” y “Zafar” sonaron con la misma potencia que hace dos décadas. La Vela tocó como si fuera la primera vez, y el público respondió como si nunca hubiera pasado el tiempo.
Invitados de lujo y momentos únicos
El show contó con una lista impresionante de artistas invitados, que sumaron color y emoción a la noche. Barbi Recanati, quien también abrió el recital, regresó al escenario para interpretar “Tormenta”. Emiliano Brancciari se unió para una versión poderosa de “Va a escampar”, mientras que Juanchi Baleirón y Gian levantaron al estadio con “Zafar”.
También hubo lugar para la emoción con Germán Daffunchio y su interpretación de “Para no verme más”. La lista siguió con Bochi de Las Pastillas del Abuelo en “Colabore”, Mc Gregor en “Los Reyes” y “Por la ciudad”, Arquero en “La Pastilla”, Batra en “Mañana” y Santullo en “La sin razón”. Cada participación fue un guiño de amistad y respeto dentro de una escena musical que sigue viva y en expansión.
Ferro, un símbolo del camino
El regreso a Ferro no fue solo un show: fue una cita con la historia. La banda uruguaya volvió al mismo escenario donde consolidó su lugar en el rock del Río de la Plata y lo hizo demostrando que su fuego sigue intacto.
Las imágenes del público cantando bajo la lluvia de papelitos, los abrazos entre desconocidos y el coro de miles de voces confirmaron lo esencial: La Vela Puerca no envejece, se multiplica.
La gira 2025 continúa: Argentina y Uruguay en el horizonte
Tras su paso por Buenos Aires, La Vela Puerca sigue girando por Argentina y Uruguay, con una serie de fechas que anticipan nuevos encuentros con su gente:
7/11/25 – Sala 9 Multiespacio, Rafaela
8/11/25 – Club Rivadavia, Junín
19/11/25 – MYM Multiespacio, La Rioja
20/11/25 – Palacio de los Deportes, Tucumán
22/11/25 – Oktober Fest, Villa General Belgrano, Córdoba
29/11/25 – Anfiteatro Municipal, Rosario
13/12/25 – Rambla de Punta Carretas, Montevideo
Con cada show, La Vela reafirma su lugar en el podio del rock uruguayo, uniendo generaciones a fuerza de canciones, compromiso y emoción.
La llama sigue encendida
Lo de Ferro no fue solo un concierto: fue un abrazo entre pasado y presente, una celebración colectiva que recordó por qué La Vela Puerca sigue siendo una de las bandas más queridas del continente. Después de 18 años, el mensaje sigue siendo el mismo: mientras haya una multitud dispuesta a cantar, la llama de La Vela nunca se apagará.
Luego de una extensa gira internacional que lo llevó por distintas ciudades del mundo, Mateo Sujatovich volvió al punto de partida. Y lo hizo a lo grande: con un show inolvidable en el Movistar Arena, donde Conociendo Rusiareafirmó esa conexión única que tiene con el público argentino, una mezcla de nostalgia, gratitud y energía rockera que lo atraviesa todo.
En su quinto concierto en el estadio del barrio de Villa Crespo, Sujatovich celebró el reencuentro con Buenos Aires con un repaso por su repertorio, la presentación de una canción inédita, la presencia de un invitado legendario y una sorpresa impensada de la mano de Gibson. Todo eso, bajo un lema que no fue simple marketing, sino el espíritu del regreso: “El Ruso vuelve a casa”.
@agustindusserre
Una noche de reencuentros y canciones
Durante dos horas que se sintieron fugaces, Mateo desató una ola de emoción colectiva al recorrer gran parte de su discografía. Hubo lugar para los clásicos que ya son himnos de su público —“Cabildo y Juramento”, “Quiero que me llames” y “30 años”—, pero también para joyas que hacía tiempo no sonaban en vivo, como “Bruja de Barracas”, “Juro” y “La Mexicana”. El público, de pie, coreó cada palabra como si fuera un reencuentro entre viejos amigos.
Entre tema y tema, Sujatovich compartió anécdotas, risas y alguna que otra confesión. Cuando llegó el turno de estrenar “Películas de acción”, una canción inédita, se permitió un momento de honestidad pura: “Me dio miedo y vergüenza cantarla por primera vez frente a mis amigos… pero bueno, ¡frente a quince mil personas me animo!”. La ovación fue inmediata.
@agustindusserre
El lujo de compartir escenario con Juanse
Uno de los momentos más potentes de la noche fue, sin duda, cuando Juanse, el eterno líder de Ratones Paranoicos, apareció en el escenario. Juntos interpretaron “Para siempre”, y el Movistar Arena se vino abajo. Dos generaciones del rock argentino compartiendo una canción que sintetiza lo mejor del género: emoción, actitud y herencia. Fue un guiño al pasado y una promesa al futuro.
La complicidad entre ambos fue total. Juanse, con su impronta de leyenda, y Mateo, con esa mezcla de timidez y magnetismo, sellaron en pocos minutos una postal que los fans difícilmente olvidarán.
Una puesta visual que amplificó la emoción
La puesta en escena fue tan cuidada como potente. Una pantalla gigante alternaba entre visuales inmersivas e imágenes en 360°, mostrando el escenario desde todos los ángulos, mientras los primeros planos de Mateo, vestido de blanco, reforzaban la sensación de cercanía. El sonido, impecable, sumó una nueva textura con la participación de Esmeralda Escalante (Aínda), quien aportó guitarras acústicas, coros y una calidez especial a las voces.
El público acompañó con una energía constante, desde las primeras notas hasta el último acorde. No hubo espectadores: hubo testigos. Cada canción fue un ritual compartido.
Una guitarra con historia
Promediando el show, Sujatovich se detuvo para contarle al público algo que pocos sabían: su vínculo personal con las guitarras. Ese relato desembocó en un momento que se volvió viral: la presentación de una Les Paul personalizada de Boca Juniors, diseñada especialmente para él por la marca Gibson. “La guitarra Mateo Sujatovich”, como él la llamó, no solo fue un guiño futbolero, sino también una declaración de amor a su identidad, a su historia y a su país.
Un regreso con mirada hacia adelante
El concierto en el Movistar Arena no fue un cierre, sino un punto de partida. Con este show, Mateo inició una nueva gira nacional que lo llevará por distintas provincias, consolidando una etapa artística más madura, más libre y más internacional. Su reciente colaboración con Jorge Drexler en “Desastres fabulosos”, nominada a los Latin Grammy 2025, marcó el tono de esta nueva era: un artista que no se repite, que crece con cada paso, pero que nunca pierde el vínculo con el público que lo vio nacer.
El show, transmitido en vivo por el canal de YouTube de Conociendo Rusia, fue seguido por más de treinta mil personas en todo el mundo. Desde Madrid hasta Montevideo, la comunidad rusa —como se autodenominan sus fans— celebró a distancia este regreso tan esperado.
El rock argentino sigue latiendo
Entre la melancolía de sus letras y la energía eléctrica de su banda, Conociendo Rusia volvió a recordarnos por qué el rock argentino sigue teniendo alma. En tiempos donde las modas pasan rápido y los algoritmos dictan tendencias, Mateo Sujatovich se planta con canciones honestas, melodías memorables y una autenticidad que trasciende las etiquetas.
El público lo sabe, lo siente y lo acompaña. Y eso, más que cualquier premio, es lo que hace que su regreso haya sido mucho más que un recital: fue un abrazo colectivo, una canción compartida, una confirmación de que el rock sigue vivo.
La playlist con los mejores lanzamientos musicales en Spotify y Apple Music. Por aquí te dejamos la playlist con las nuevas canciones de la semana para que escuches lo mejor de los últimos días donde quieras. Ahora sí: repasamos los estrenos más destacados.
Foo Fighters – “Asking For a Friend”
Dave Grohl atraviesa un momento introspectivo al cumplirse 30 años de Foo Fighters, y lo refleja en “Asking For a Friend”, una de las canciones más pesadas que le escuchamos a la banda en años.
El sonido heavy y contundente encaja con la letra, donde Grohl canta sobre mantener la esperanza incluso en los peores momentos. El nuevo baterista, Ilan Rubin, brilla con potencia y técnica, recordando al inolvidable Taylor Hawkins.
Hayley Williams – “Good Ol’ Days”
La líder de Paramore demuestra otra vez que puede cantar cualquier género. En “Good Ol’ Days”, Hayley explora un sonido R&B clásico para contar una historia de nostalgia, deseo y contradicciones.
Hay referencias pop inteligentes —de Avatar: La leyenda de Aang hasta Fleetwood Mac— y una interpretación llena de sutileza y emoción.
Depeche Mode – “In The End”
Tras el éxito de Memento Mori y su gira mundial, Depeche Mode lanza “In The End”, una joya inédita incluida en los créditos finales del documental dirigido por Fernando Frías.
El tema suena oscuro, introspectivo y synth-pop, con una letra que reflexiona sobre la finitud y el caos del mundo moderno. Melancolía elegante, marca registrada de DM.
Lily Allen – “Pussy Palace”
Siete años después de su último disco, Lily Allen vuelve con West End Girl, un álbum que mezcla pop, sátira y melancolía.
Su nueva canción, “Pussy Palace”, narra la revelación de una infidelidad constante con la honestidad ácida que la caracteriza. Lily convierte el desahogo personal en pop confesional de alto nivel, con guiños a su vida real y a su exmarido, el actor David Harbour.
Mon Laferte – “Veracruz”
Dentro de su disco Femme Fatale, Mon Laferte entrega una de sus canciones más profundas: “Veracruz”, un bolero-jazz melancólico sobre el amor perdido.
La letra mezcla nostalgia y poesía:
“Nos juramos amarnos hasta la muerte, fueron tiempos de una absurda intimidad.”
Y, como guiño meta, Mon recuerda a su clásico Tu falta de querer. Un tema tan cinematográfico como desgarrador.
Sleaford Mods ft. Gwendoline Christie y Big Special – “The Good Life”
El vocalista Jason Williamson reflexiona sobre su propio cinismo en “The Good Life”, una canción en la que da voz a sus dudas internas con ayuda de Gwendoline Christie (sí, Brienne de Tarth de Game of Thrones) y Big Special.
Un punk narrativo, crítico y cerebral.
O Tortuga – “No he sido yo”
Desde México, O Tortuga suma una joya al género del sad sierreño, con “No he sido yo”, una declaración de amor intensa que mezcla indie rock y regional mexicano.
Una canción para dedicar y repetir sin culpa.
Mumford & Sons ft. Hozier – “Rubber Band Man”
Dos potencias del indie folk se unen en esta colaboración producida por Aaron Dessner (The National). “Rubber Band Man” es una balada folk-country que celebra el amor sin miedo al final.
Simple, honesta y emocional.
Sampha – “Cumulus/Memory”
El británico Sampha vuelve con una canción doble que combina minimalismo, R&B alternativo y letras sobre sanar el dolor del pasado. En coautoría con Romy Madley-Croft (The xx), es una pieza introspectiva que quedó fuera de Lahai, pero brilla por derecho propio.
Tycho ft. Paul Banks – “Boundary Rider”
Tycho y Paul Banks (Interpol) capturan la soledad con una analogía potente: los Boundary Riders australianos que patrullaban vallas en los años 30. El resultado es un paisaje sonoro electrónico y melancólico, con la voz grave y elegante de Banks.
Un cierre perfecto para esta semana de lanzamientos.
El músico y escritor rosarino Cristián David Castro, conocido artísticamente como Kaztroh, presenta Nacido en rojo y crecido en bordeaux, una obra conceptual que une música, literatura y cine. En esta entrevista, repasa su recorrido por el under, el proceso creativo, el vínculo con el público y el sentido de construir arte en tiempos donde todo parece fugaz.
Por Daniel Accornero
Rosario late distinto cuando el arte se hace sin fórmulas. En esa escena diversa, entre bares, teatros y salas autogestionadas, Kaztroh forjó su identidad. Músico, escritor y performer, lleva casi dos décadas transitando el circuito independiente. Estudió bajo, guitarra, saxo tenor y canto, herramientas que moldearon una mirada musical amplia y artesanal.
En Nacido en rojo y crecido en bordeaux, su nuevo proyecto, se mezclan esas trayectorias. Es un disco, sí, pero también un libro y un cortometraje: una trilogía emocional donde el sonido, la palabra y la imagen confluyen. El resultado es un manifiesto artístico sobre el deseo, la memoria y la transformación.
“Lo que empezó como un disco terminó siendo una historia —cuenta—. Una especie de universo propio. No quería hacer algo más para Spotify: quería hacer algo que quedara, que tenga alma”.
“Quería grabar con Ale Vázquez, un productor al que admiré toda la vida. Cuando me dijo que sí, armó un equipo con músicos que fueron referentes para mí: Corvata (Carajo), Andy Villanova, Guillermo Vadalá… Fue un sueño. Pero en ese proceso me di cuenta de que lo que estaba escribiendo tenía un hilo narrativo, un personaje. No era solo música. Era una historia completa. Y ahí nació la idea de hacer una obra conceptual de siete canciones, con libro y cortometraje incluidos”.
El personaje —Neryceb— encarna un viaje de redención, una metáfora del ser humano que intenta reconciliarse con su propio caos. “Neryceb es una especie de alter ego, una parte mía y una parte de todos. Tiene luz y tiene sombra. Lo que vive él, lo vivimos todos: la búsqueda, la caída, la reconstrucción”.
El arte como refugio físico y emocional
Kaztroh habla del arte como quien habla de un hogar. “Yo vengo de una época donde uno esperaba el disco, lo abría, leía los créditos, olía el librito. Ese ritual se perdió. Hoy todo es rápido, líquido, inmediato. Yo quise ir a contramano de eso: hacer algo físico, tangible, que se escuche y se lea con tiempo”.
El concepto de tiempo aparece constantemente en su discurso. No solo como proceso creativo, sino como postura ante el mundo. “Vivimos en la era del zapping emocional —dice—. No podés construir profundidad si todo tiene que durar quince segundos. Nacido en rojo y crecido en bordeaux es una resistencia a eso. Es una invitación a frenar y escuchar”.
¿Cómo fue el proceso compositivo y de grabación?
“Muy distinto a lo que venía haciendo. Esta vez no arranqué con la guitarra o con el piano, sino con la voz. Grababa ideas, frases, melodías, y las iba puliendo. Después vino el trabajo colectivo en el estudio, donde la energía fue increíble. Estuvimos cinco días encerrados de diez de la mañana a diez de la noche. Ale (Vázquez) llevó todo a un nivel impresionante. Cada músico aportó algo único. Hubo lágrimas, risas, silencios… y mucha entrega.”
El resultado es un sonido híbrido: rock, hip hop, tango y folclore, unidos por un hilo poético. La producción, cuidada al detalle, logra equilibrio entre fuerza y melancolía. “Hay canciones que nacen como puñetazos y otras como susurros. Me gusta ese contraste. El rojo es la pasión; el bordeaux, la madurez. Esas son mis dos caras”, indica Kaztroh.
Del escenario al cine: una experiencia sensorial
El proyecto también incluye un cortometraje, dirigido por el propio Kaztroh junto a un equipo audiovisual rosarino. En él, el artista interpreta a Neryceb, su personaje.
“Actuar fue un desafío enorme. En el rodaje entendí que no estaba interpretando a otro, sino que me estaba mirando a mí mismo. Fue sanador. Me reconcilié con cosas que no había terminado de entender».
El resultado es una pieza visual potente, que dialoga con la música desde lo simbólico.
“La idea no era hacer videoclips sueltos, sino una historia que complemente la obra. Cada canción es un capítulo y cada imagen es un recuerdo”.
¿Cómo será el show de presentación?
“El 31 de octubre en Refi (Rosario) vamos a hacer una puesta con fuerte carga audiovisual. No quiero un recital tradicional: quiero una experiencia. Hay visuales, proyecciones, performance, teatro. Me interesa que el público sienta que entra a un mundo, no a un concierto. Que viva la historia conmigo”.
Kaztroh sonríe cuando lo dice. Tiene el entusiasmo de quien vuelve a creer en la magia del escenario. “Después de tanto tiempo tocando en bares, sentir que algo propio toma forma es impagable. Este proyecto me dio un propósito”.
Redes, comunidad y escucha
En tiempos donde el algoritmo parece decidir qué vale y qué no, Kaztroh apuesta por el vínculo humano. “El feedback con la gente me sorprende. Algunos se me acercan después de los shows a contarme que encontraron alivio en una letra o en un video. Me escriben pibes que me dicen: ‘Che, loco, me sentí menos solo escuchando eso’. Ahí entendés que el arte no es ego ni vanidad: es conexión”.
También confiesa que no le teme a la crítica. “El arte no tiene que gustar siempre. Tiene que movilizar. Si deja indiferente, no sirve. Prefiero incomodar a que me olviden”.
Aprendizaje y evolución
Kaztroh reconoce que su relación con las nuevas generaciones de músicos lo transformó. “Antes uno se creía que lo sabía todo. Hoy aprendo de los pibes. Hay una apertura tremenda, una colaboración que antes no existía. Lo que antes era competencia hoy es comunidad. Me nutrí mucho de eso”.
Su mirada es generacional, pero también filosófica. “En el arte no hay edades, hay procesos. Cada uno llega cuando tiene que llegar. Yo recién ahora siento que encontré mi voz, y eso no me da vergüenza decirlo”.
Epílogo: el refugio y la bandera
¿Cómo describirías este momento de tu carrera?
Como un renacimiento. Este disco fue un reseteo. Cerré una etapa de búsqueda y abrí otra de certeza. Encontré mi voz y mi propósito. Por eso digo que planté bandera.
¿Cómo te gustaría que se recuerde a Kaztroh dentro de unos años?
Como un refugio. No como un artista de moda ni como un personaje. Quiero que Kaztroh sea un espacio donde el arte y la gente se abracen. Si eso sobrevive, ya está.
Las Pelotas volvió a dejar su marca en la historia del rock nacional con un recital vibrante en el estadio Obras Sanitarias el sábado 18 de octubre. En el marco de su gira nacional, el grupo liderado por Germán Daffunchio ofreció un espectáculo extenso y emotivo que recorrió distintas etapas de su trayectoria, con una puesta al aire libre, invitados especiales y un público que agotó las entradas semanas antes.
El concierto, inicialmente programado para Tecnópolis, se trasladó a Obras, donde Las Pelotas encontró el escenario perfecto para revivir su esencia: la comunión con sus seguidores y la potencia en vivo que caracteriza sus presentaciones. Con más de tres décadas sobre los escenarios, Las Pelotas sigue siendo una de las formaciones más representativas del rock argentino, manteniendo intacta su energía y conexión con la gente.
Un recorrido por su historia y su presente
Desde los primeros acordes de “Corderos en la noche” quedó claro que la banda no planeaba dejar nada en el tintero. El repertorio del show combinó clásicos indiscutidos con canciones menos habituales en vivo, como “Ya se”, que tuvo su debut en el escenario. Daffunchio, siempre carismático y reflexivo, agradeció la presencia del público y recordó los comienzos del grupo, surgido tras la disolución de Sumo y con más de 36 años de historia a cuestas.
Durante más de dos horas y media, la lista de temas fue un viaje por el universo sonoro de Las Pelotas: desde himnos generacionales como “Personalmente”, “Capitán América” y “Será”, hasta canciones recientes que confirman su vigencia y capacidad de reinvención. El sonido, potente y preciso, estuvo acompañado por una puesta visual sobria pero efectiva, con proyecciones y luces que reforzaron la atmósfera de cada tema.
Invitados especiales y momentos destacados
Una de las características más celebradas del show fue la gran cantidad de invitados que subieron al escenario. Gabriel Dahbar fue uno de los primeros en sumarse, participando en “Día feliz” y regresando luego para “Veoyover” y “Nunca me des la espalda”, donde también se destacó Mariana Pellegrino en guitarra.
Sebastián Andersen acompañó en “Ya lo sabés”, Sonia Álvarez aportó una versión acústica con arpa de “Víctimas del cielo” que sorprendió por su delicadeza, y Mariano di Césare se unió en “Hola qué tal?”, aportando su impronta vocal. Gillespi se hizo presente en “Si supieras”, mientras que Ismael Sokol —hijo del recordado Alejandro “Bocha” Sokol, fundador de la banda— participó en dos momentos clave del show: “¿Para qué?” y “El cazador”, en una conexión emocional que hizo vibrar al público.
El cierre fue una verdadera celebración colectiva cuando Piti Fernández (Las Pastillas del Abuelo) subió para “Senderos” y, más tarde, volvió en el encore final con “No tan distintos (1989)” y “El ojo blindado”, en homenaje a Sumo, junto a todos los invitados en el escenario.
El poder del vivo y la vigencia de Las Pelotas, una banda esencial
A lo largo de su carrera, Las Pelotas ha demostrado una constancia admirable. Su identidad se sostiene en letras que combinan crítica social, introspección y esperanza, y en una propuesta musical que transita entre el rock, el reggae y el pop sin perder autenticidad. En Obras, esa versatilidad se reflejó en cada bloque del setlist: momentos de introspección como “Esperando el milagro” convivieron con la energía contagiosa de “Saltando” y “Hasta el fondo del río”.
La comunión con el público fue total. Miles de voces corearon los estribillos de “Bombachitas rosas”, “Sin hilo” y “Será”, canciones que ya forman parte del ADN del rock argentino. Daffunchio, con su habitual mezcla de humor y profundidad, resumió el espíritu de la noche antes del último tema: “Este lugar tiene historia, y nosotros seguimos escribiéndola con ustedes”.
Un cierre épico en el templo del rock
El tramo final del concierto fue una sucesión de emociones. Luego de “Cómo se curan las heridas” y “El cazador”, Las Pelotas regresó al escenario para ofrecer “Brilla (Shine)”, seguida por un homenaje doble a Sumo con “No tan distintos (1989)” y “El ojo blindado”, himnos que unieron generaciones bajo un mismo grito colectivo.
Con todos los invitados sobre el escenario y un público entregado de principio a fin, Las Pelotas volvió a reafirmar su lugar como una de las bandas más queridas y trascendentes del rock nacional. A 36 años de su formación, su música sigue encendiendo la misma chispa que los vio nacer: la del encuentro, la emoción y el poder del vivo.
El rugido del nu metal vuelve a sonar fuerte en Buenos Aires. Limp Bizkit, una de las bandas más influyentes de fines de los 90 y comienzos de los 2000, confirmó su regreso a la Argentina con una fecha imperdible en el marco del Loserville Tour 2025. El show será el 16 de diciembre en el Parque Sarmiento, producido por 30e y Fenix Entertainment, y contará con un cartel de lujo que incluye a YUNGBLUD, 311, Ecca Vandal, Slay Squad y Riff Raff.
Un regreso esperado por una generación entera
“Bienvenido a la jungla, punk, mirá a tu alrededor. Es Limp Bizkit…”. La frase de “My Generation” (2000) resume el espíritu de una banda que transformó la energía adolescente de toda una época en una explosión de riffs, sarcasmo y actitud. Fred Durst, el carismático líder del grupo, trae ahora su proyecto Loserville Tour a Latinoamérica, tras una gira triunfal por Estados Unidos y Europa que agotó entradas y desató la nostalgia de miles de fanáticos.
El fenómeno del nu metal, ese sonido que combinaba rap, rock y furia juvenil, está viviendo un verdadero renacimiento. Limp Bizkit es uno de sus pilares: con más de 40 millones de discos vendidos, la banda de Jacksonville, Florida, marcó un antes y un después en la música pesada de los 2000, con himnos como “Nookie”, “Break Stuff”, “My Way” y “Rollin’”.
El Loserville Tour: una fiesta del caos y la diversión
El Loserville Tour comenzó en julio de 2024 y rápidamente se convirtió en uno de los eventos más comentados del año. Con una puesta visual impactante, humor autocrítico y la energía intacta de Fred Durst y compañía, el show mezcla clásicos de Limp Bizkit con reversiones sorprendentes de Nirvana y Rage Against the Machine.
Medios internacionales como Kerrang! destacaron el fenómeno intergeneracional del tour: “La banda está viviendo un nuevo pico 30 años después. Cerca del 70% del público levanta la mano cuando Fred pregunta si es su primer show de Bizkit”. Ese dato refleja una tendencia clara: el regreso de los sonidos de los 2000 a la cultura pop, con nuevas generaciones descubriendo a los referentes del nu metal.
YUNGBLUD: la rebeldía del rock moderno
Entre los artistas invitados al Loserville Tour 2025 se destaca YUNGBLUD, una de las figuras más provocadoras y carismáticas del rock actual. El británico, de 27 años, acumula más de 3.400 millones de reproducciones en Spotify y ha sido elogiado por leyendas como Ozzy Osbourne y Mick Jagger.
Con hits como “Parents”, “11 Minutes” y colaboraciones junto a Avril Lavigne, WILLOW y Machine Gun Kelly, YUNGBLUD representa la nueva ola del rock alternativo, con un discurso de libertad, identidad y autenticidad. En esta gira, presenta su cuarto álbum de estudio, Idols (2025), que mezcla punk, pop y una energía contagiosa que lo ha convertido en referente global.
311: tres décadas de fusión y groove
Otro nombre fuerte del lineup es 311, banda estadounidense formada en Omaha, Nebraska, que lleva más de 30 años fusionando rock alternativo, reggae, funk, rap y metal. Con 14 discos editados y una legión de seguidores en todo el mundo, el grupo liderado por Nick Hexum llega a Buenos Aires presentando su álbum Full Bloom (2024).
Su estilo híbrido, grooves potentes y mensajes positivos han hecho de 311 un símbolo de constancia y originalidad. Integrada por Nick Hexum (voz y guitarra), Doug “SA” Martinez (voz y DJ), Tim Mahoney (guitarra), Aaron “P-Nut” Wills (bajo) y Chad Sexton (batería), la banda promete una actuación cargada de energía y buena vibra.
Ecca Vandal: la potencia femenina del rock alternativo
Desde Australia llega Ecca Vandal, una artista que desafía etiquetas y rompe moldes. Su primer álbum, Ecca Vandal (2017), grabado en un estudio casero, llamó la atención de la crítica internacional y le abrió las puertas para telonear a bandas como Incubus.
Con una propuesta visual explosiva y una mezcla de punk, hip hop y electrónica, Ecca Vandal se convirtió en una de las voces más poderosas del rock alternativo contemporáneo. Su participación en el Loserville Tour suma diversidad y fuerza femenina a una grilla dominada por la intensidad.
Slay Squad: la nueva cara del “ghetto metal”
El sexteto californiano Slay Squad aporta un sonido extremo y vanguardista que combina metal, trap y ritmos urbanos. Conformado por Brahim Gousse (voz), Keilo Kei (voz), Gordo (guitarra), Stick (bajo), Tim Ryan (batería) y Cheeze (DJ), el grupo viene dejando su marca en festivales como Welcome to Rockville e Inkcarceration.
Sus discos Stick to the Plan y Souls for the Feast (ambos de 2016) consolidaron su estilo distintivo: un metal moderno, visceral y con raíces callejeras. En el Loserville Tour, Slay Squad promete una descarga sonora ideal para quienes buscan adrenalina pura.
Entradas y producción
Las entradas para Limp Bizkit – Loserville Tour 2025 en Buenos Aires ya están disponibles en Entradauno.com. El evento contará con producción conjunta de 30e, la empresa de entretenimiento en vivo más grande de Brasil, y Fenix Entertainment, una de las productoras más importantes de Argentina y Latinoamérica.
El próximo sábado 8 de noviembre, a la medianoche, el escenario de Lucille Bar(Gorriti 5520, CABA) se transformará en un templo del blues y el soul con dos propuestas que comparten espíritu, raíces y pasión: primero, Dallas Ponce Blues Bandpresentará su nuevo trabajo “Back To The Roots”, y luego será el turno de Dallas Ponce & The Salmonettes, un viaje sonoro que recorre la música afro-americana con sello propio.
El show, con entrada al sobre y reservas por WhatsApp (+54 9 11 5748-1698), promete una velada íntima y vibrante, ideal para los amantes del blues, el gospel y el soul interpretado con autenticidad y maestría.
Vuelta a las raíces: Dallas Ponce Blues Band
Con Viviana Dallas en voz, Marcelo Ponce en guitarra y voz, Sebastián Casaccio en contrabajo y Martín Acuevide en batería y percusión, regresan al circuito porteño con una propuesta que, como su título indica, vuelve a los orígenes.
Su nuevo disco, “Back To The Roots”, es una exploración de las raíces del blues que también revive la historia del dúo Dallas Ponce, evocando aquella etapa de los años ’90 en la que se presentaban bajo el nombre Uvas Amargas. En esta oportunidad, además, repasarán temas de su anterior trabajo “100 Años de Blues Grabado”, en una noche que combinará la emoción del reencuentro con la solidez de una trayectoria que cruzó fronteras.
El dúo, formado por Viviana Dallas y Marcelo Ponce, cuenta con un extenso recorrido nacional e internacional. En 2024 participaron en el legendario “Bentonia Blues Festival”, en Mississippi, Estados Unidos —el festival de blues más antiguo del país—, donde compartieron escenario con la leyenda viva Jimmy “Duck” Holmes. Ese mismo año fueron parte del “Arkansas Country Blues & String Band Festival” y realizaron conciertos y workshops en la Radio Pública de Arkansas y en diversos organismos culturales del sur estadounidense.
Su música ha sonado en escenarios emblemáticos de Estados Unidos, la cuna del blues, y también en festivales de América Latina como “Blues al Río” (Guayaquil) y “Quito Blues” (Ecuador), donde fueron invitados en varias ediciones.
Con varios discos editados bajo el sello EPSA Music Argentina, Dallas Ponce se ha consolidado como uno de los proyectos más coherentes y respetados dentro del circuito local de blues y gospel. Su labor trasciende el escenario: desde 1998, dirigen coros y agrupaciones vocales de música gospel, difundiendo y enseñando la tradición afro-americana con un profundo compromiso artístico y pedagógico.
Han compartido escenario con figuras nacionales como Cristina Dall, Miguel Botafogo y Hugo González Neira, e internacionales como Gregory Hopkins (director de coros de la Convent Avenue Baptist Church de Nueva York), Zakiya Hooker (hija del legendario John Lee Hooker), Stefan Grossman, Drink Small y James Cotton, entre otros.
El alma del soul: Dallas Ponce & The Salmonettes
Después del potente set de blues, la noche seguirá con la presentación de Dallas Ponce & The Salmonettes, una formación que amplía el espectro sonoro del dúo hacia el soul, el gospel, el blues y el rhythm & blues, en una celebración de las raíces afro-americanas.
El proyecto está integrado por Viviana Dallas (voz), Marcelo Ponce (guitarra y voz), Paloma Scassano (voz), Camila Teodori (voz), Sebastián Casaccio (contrabajo) y Martín Acuevide (batería y percusión). Juntos, recrean la potencia vocal y la calidez del sonido clásico de los años ’50 y ’60, versionando artistas como The Staple Singers, Bob Dylan, The Beatles y Elvis Presley, entre otros referentes.
El grupo ya cuenta con un álbum editado, “Do It Again” (EPSA Music), homenaje a The Staple Singers, aquella mítica familia que marcó la historia del soul y el gospel estadounidense. Actualmente, Dallas Ponce & The Salmonettes presentan su nuevo simple “King Sessions”, acompañado de dos videoclips que documentan el proceso de grabación y refuerzan la conexión del proyecto con la historia viva de la música afro-americana.
Al igual que en Dallas Ponce Blues Band, la dirección y los arreglos musicales están a cargo del Lic. Marcelo Ponce y la Lic. Viviana Dallas, quienes en 2025 celebran 33 años difundiendo y enseñando música afro-americana en Argentina y el exterior, y 27 años dirigiendo coros gospel.
Cada presentación del grupo es una experiencia que combina energía, espiritualidad y virtuosismo vocal. Su interpretación de clásicos del soul y el gospel no busca solo revivir un estilo, sino transmitir un mensaje de comunidad, fe y resistencia cultural que sigue siendo tan vigente como cuando nació en el sur de los Estados Unidos.
Una noche imperdible
La cita en Lucille Bar reúne dos proyectos que son, en realidad, las dos caras de una misma búsqueda: la de rescatar las raíces del blues y el soul desde la pasión y el respeto por su historia. Dallas Ponce Blues Band invitará al público a redescubrir el pulso más íntimo del género, mientras que Dallas Ponce & The Salmonettes llevará esa energía hacia un terreno más coral, luminoso y festivo.
El sábado 8 de noviembre, a la medianoche, la magia del blues y el soul se dará cita en Buenos Aires. Una oportunidad única para disfrutar de una noche auténtica, con músicos que no solo interpretan el género, sino que lo viven, lo enseñan y lo mantienen vivo con cada acorde.
Luck Ra confirmó en Vélez que es uno de los artistas más convocantes y queridos de la música popular argentina. La noche tuvo todos los condimentos de un gran acontecimiento: un estadio repleto, invitados sorpresa, propuestas emotivas, una producción imponente y una lista de canciones que transformaron el show en una verdadera celebración colectiva.
La apertura fue impactante. El artista apareció sobre el escenario desde un ascensor central, rodeado de fuego y ovaciones, para arrancar con “Que Me Falte Todo” y “Te Mentiría”. Apenas sonaron los primeros acordes, Vélez se convirtió en una pista de baile. Ese clima no se detuvo en toda la velada: entre visuales de alto impacto, transiciones escénicas sorprendentes y cambios de look, Luck Ra presentó temas de su último disco Qué Sed y recorrió sus grandes éxitos.
El repertorio estuvo acompañado por una impresionante lista de invitados que potenciaron el espectáculo y lo hicieron inolvidable. Nicki Nicole subió al escenario para compartir “Doctor”, Joaquín Levinton de Turf se sumó en un cruce inesperado de estilos, Lola Índigo aportó su frescura y presencia internacional, y Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar dejó uno de los momentos más celebrados. La nómina de figuras continuó con Yami Safdie, Khea, Miranda!, Rusherking, Euge Quevedo, Daniel Suárez y Germán Sbarbati de Bersuit, Soledad, Renzo Luca y Mafalda Cardenal. Cada participación fue recibida con euforia por el público, que coreó cada canción como si fuera propia.
Uno de los momentos más especiales llegó cuando el show se trasladó a un escenario secundario ubicado en el centro del campo. Allí, Luck Ra ofreció un set acústico que marcó un contraste con la magnitud de la puesta general. Con apenas su voz y su guitarra, generó una atmósfera íntima en medio de un estadio colmado. Ese instante de cercanía emocionó a todos y mostró otra faceta del artista, capaz de pasar de la euforia masiva a la sensibilidad en cuestión de minutos.
La noche también tuvo espacio para la sorpresa: una pareja del público fue invitada a subir al escenario y, en medio del show, protagonizó una propuesta de casamiento. El gesto despertó una ovación general y reforzó la idea de que lo de Luck Ra es mucho más que un recital: es una fiesta popular en la que las emociones colectivas encuentran lugar.
El costado más descontracturado llegó con la aparición del famoso carro de fernet, que recorrió el campo entre risas, baile y complicidad del público, mientras sonaba un mix de cuarteto. Esa postal fue una síntesis de lo que representa Luck Ra: un artista que no pierde la conexión con la tradición festiva de Córdoba y que la lleva a escenarios masivos con una naturalidad arrolladora.
La puesta fue monumental. Hubo fuego en escena, pantallas gigantes, una banda impecable y una dinámica que mantuvo la atención en alto de principio a fin. Hubo duetos memorables como “Vuela” con Soledad, “Toco y Me Voy” junto a Bersuit y “Misterioso Alguien” con Miranda!, entre muchos otros. El cierre estuvo a la altura de la expectativa: “Qué Sed”, la “BZRP Session”, “Hola Perdida” y “La Morocha” sonaron como himnos, mientras los fuegos artificiales coronaban una jornada que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.
La celebración había comenzado temprano, con la participación de El Vecino, que tuvo a su cargo la apertura y encendió al público desde el inicio. Luego llegó el turno del Team Luck Ra en La Voz Argentina —Federico Mestre, Nicolás Behringer, Natalia Aponte, Tomás Dantas, Lucas Barros y Emma Roach—, quienes aportaron una previa cargada de emoción y energía, preparando el terreno para el plato fuerte de la noche.
Con carisma, potencia y un estilo que fusiona las raíces del cuarteto clásico con nuevos sonidos y colaboraciones, Luck Ra viene escribiendo un capítulo fundamental en la música argentina actual. Su crecimiento no conoce fronteras: convoca a jóvenes, adultos y familias enteras, demostrando que su propuesta trasciende generaciones.
El show en Vélez no fue solo un concierto. Fue la confirmación de que Luck Ra ya ocupa un lugar innegable en la escena nacional, capaz de llenar estadios y de convertir cada presentación en una fiesta inolvidable. Su música no solo se escucha: se vive, se baila y se celebra.
Después de más de tres años sin presentarse en la Ciudad de Buenos Aires, WOS vuelve a Obras Sanitarias el próximo 27 de noviembre, en lo que promete ser un show íntimo, cercano y cargado de emoción. El regreso del artista al mítico Estadio Obras, conocido como el Templo del Rock, marca un punto de inflexión en su carrera, ya que elige dejar atrás la grandilocuencia de los estadios masivos para reencontrarse con su público en un espacio histórico de la música argentina.
Este recital se da en el marco de una residencia especial en Obras, una propuesta pensada para volver al contacto directo con sus fans. El propio artista lo definió como “volver a casa”, un reencuentro en el que la cercanía con el público será el gran diferencial.
Un regreso cargado de historia: WOS después de Racing y su gira mundial
El último gran hito en Buenos Aires había sido la presentación de su álbum Descartable en el Estadio de Racing Club, donde más de 40.000 personas fueron testigos de un show histórico. Aquella noche, que marcó un antes y un después en su carrera, fue la prueba de que no solo era el artista revelación de la música urbana, sino que ya se había consolidado como un fenómeno cultural y musical de alcance masivo.
Tras aquel show, recorrió el país y el mundo con una gira que incluyó 40 presentaciones en 2024, llevando su música a diferentes rincones y cosechando elogios tanto de la crítica como del público. Hoy, con esa experiencia a cuestas, decide volver a la ciudad que lo vio crecer artísticamente, pero en un formato más íntimo y directo.
Obras Sanitarias: un templo de la música argentina
El Estadio Obras Sanitarias no es un escenario más. Por allí pasaron las figuras más importantes del rock nacional e internacional, convirtiéndose en un lugar de culto para los músicos y el público. Desde Charly García, Spinetta, Soda Stereo, hasta bandas internacionales como Ramones o Nirvana, Obras está cargado de historia.
Que WOS haya elegido este espacio para su reencuentro con Buenos Aires no es casualidad: significa inscribirse en esa tradición y, al mismo tiempo, resignificarla desde el presente. Su show en Obras promete ser un viaje por lo mejor de su repertorio, en un entorno donde la conexión entre artista y público será la gran protagonista.
WOS, una voz generacional
Más allá de los números y los escenarios, se ha consolidado como una voz generacional. Sus letras, cargadas de poesía, resistencia, sensibilidad y crítica social, han logrado trascender géneros musicales. Capaz de fusionar el rap con el rock, el trap con el folclore y el freestyle con la canción popular, su estilo es un puente entre distintas audiencias.
El artista ha sabido conmover, provocar y, al mismo tiempo, inspirar a miles de jóvenes que lo reconocen no solo como un músico, sino como un referente cultural. La prensa lo señala como uno de los artistas más influyentes de la música hispanoamericana, capaz de revolucionar la escena y hasta interpelar a grandes líderes políticos.
Independencia y autenticidad: Doguito Records
Otro de los sellos distintivos de WOS es su decisión de mantener una trayectoria independiente. Desde 2018 trabaja junto a sus colaboradores y amigos en Doguito Records, el sello que fundó junto a su mánager Peter Ehrlich. Esta independencia le permite tener un control artístico absoluto, sostener una identidad genuina y construir un vínculo con el público basado en la autenticidad.
El show en Obras no será la excepción: producido de manera independiente, promete una propuesta estética y musical que respete esa impronta de libertad creativa que lo caracteriza.
Qué esperar del show en Obras
El 27 de noviembre, quienes logren conseguir entradas vivirán una experiencia diferente. Lejos de los grandes estadios, WOS vuelve a un formato más compacto, lo que permite un contacto directo con sus seguidores. Será un repaso por sus canciones más emblemáticas, desde los clásicos que marcaron su irrupción en la escena, hasta los temas de su último disco Descartable.
Los shows de WOS se caracterizan por una intensidad arrolladora: cada interpretación es vivida como un acto de entrega total. Obras será testigo de esa energía, pero en un marco más íntimo, lo que seguramente multiplicará la emoción de cada momento.
WOS en Obras: un regreso a las raíces
El regreso de WOS a Obras Sanitarias no es solo un concierto: es un acto simbólico. Es volver a las raíces, a la esencia, al espacio donde la música se vive con cercanía y sin intermediarios. Es también un regalo para sus seguidores, que podrán verlo en un formato diferente al de los grandes estadios, pero con la misma fuerza y autenticidad que lo caracterizan.
Para los fans, será una oportunidad única de vivir un reencuentro que quedará en la memoria colectiva. Para el propio WOS, será volver a sentir que la música es, ante todo, un puente entre personas.