
Foto: Ariel Preito
Tras 15 años de silencio en estudio, La Portuaria vuelve con “El animal humano”, una canción que reafirma el sonido que los convirtió en referentes ineludibles del rock argentino.
“El animal humano” (primer single de un nuevo disco) es mucho más que un tema: es una botella lanzada al mar, un rezo mántrico cargado de imágenes, ironía y reflexión. En un mundo atravesado por tensiones eco-sociales e históricas, el amor —como fuerza única, irrepetible e intraducible— se revela como la única salida posible. Desde esa pulsión nace esta canción, que aborda cuestiones profundas con ligereza poética y una sonrisa cómplice. La canción llega con un videoclip de fuerte impronta visual con dirección de Ariel Sanna y producción de Sebastián Cáceres.

Fiel a su esencia, La Portuaria optó por una producción sin artificios ni ediciones digitales. Todo suena tal como fue tocado, reivindicando la imperfección humana como valor estético y ético, casi como un dogma artístico. Esa decisión radical potencia la verdad emocional de la música y conecta con la raíz más cruda del grupo.
“El animal humano” marca un regreso poderoso, vital y necesario, que celebra la vida, el amor y las posibilidades reales de transformación.
La Portuaria: Sebastián Schachtel / Diego Frenkel / María Eva Albistur / Fernando Samalea
Sobre La Portuaria
La Portuaria irrumpió en la escena a finales de los ’80, fusionando rock con elementos de jazz, funk y ritmos latinos para crear un sonido único y distintivo. Con letras poéticas y urbanas, su música exploró el amor, la vida en la ciudad y la introspección, marcando un rumbo experimental dentro del rock nacional.
Su discografía incluye trabajos clave como Rosas Rojas (1989), Escenas de la vida amorosa (1991), Devorador de corazones (1993), Huija (1995), Me mata la vida (2001), Hasta despertar (EP, 2002), 10.000 Km (2003), Río (2005) y La Vaca Atada (2008).
Entre sus canciones más grabadas se encuentran Selva, El bar de la calle Rodney, Nada es igual, 10.000 Km, Baby, A través de tus ojos, Hoy no le temo a la muerte —con la participación de David Byrne— y una versión celebrada de Perfidia.
Su colaboración con Byrne marcó un éxito internacional y consolidó su prestigio. Hoy, su legado sigue vivo como ejemplo de innovación y búsqueda sonora en la música argentina.