Las Pastillas del Abuelo vuelven a emocionar con su nuevo single “El Negro”, una colaboración con Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar. La canción, impregnada de una profunda sensibilidad, está dedicada a “El Negro” Anselmi, guitarrista legendario de bandas como El Atolón de Funafuti, Almas Mugrientas y Virna Lisi. “El Negro” es una figura que simboliza la superación personal, habiendo encontrado el equilibrio en la vida a través de la meditación y el estudio riguroso de su instrumento, luego de enfrentarse a los ataques de pánico.
Con un sonido que fusiona el rock característico de Las Pastillas con la energía vocal de Brancciari, «El Negro» se erige como un tributo a la amistad y la resiliencia. Más que un homenaje, es un relato sincero sobre cómo el aislamiento y la búsqueda personal pueden transformar la vida de un artista. La figura de Anselmi, que encontró en la meditación y la música su refugio, resuena como un recordatorio de que el equilibrio emocional es tan vital como el talento mismo.
El 20 de septiembre quedará grabado en la memoria de 15 mil almas que agotaron el Movistar Arena para ser parte de una celebración que fue mucho más que un simple concierto. Las Pastillas del Abuelo no solo llenaron el recinto, sino que también nos recordaron la esencia de la amistad, la música y las raíces de una banda que sigue latiendo en cada rincón del país.
El número 20, tan significativo para ellos, marcó la fecha. Como en la lotería, fue una fiesta cargada de símbolos. La banda, con su inigualable estilo, lo hizo nuevamente: generaron un “sold out” y transformaron la velada en un evento “histórico”, como lo definieron ellos mismos.
Con un imponente despliegue visual (multiplicidad de pantallas gigantes) y ese show de luces que ya es marca registrada, Las Pastillas salieron al escenario a las 21:30 (puntual), y desde el primer acorde de “Amar y envejecer”, el público quedó hechizado. Ese tema, con un sutil arreglo electrónico, fue apenas un adelanto de lo que sería una noche memorable.
Uno de los puntos más altos fue el tema “¿Qué es Dios?”. La canción maradoniana que evoca al Diego, a los héroes de Malvinas y que despierta en el público un clamor fervoroso contra los ingleses. Apenas terminó, el público se unió en un grito único: “El que no salta, es un inglés”.
Piti Fernández recogió el guante y festejó. Pero enseguida aclaró: “Eso fue de los que dirigen. Hay ingleses muy buenos como los Rolling Stones y Los Beatles”. Y enseguida sonaron los acordes, desde el teclado de Ale Mondelo, de “Here Comes The Sun”, como un puente musical entre Liverpool y Villa Crespo.
La noche siguió con momentos vibrantes, y como sorpresa, irrumpieron en el escenario invitados de lujo: El Mosca, Pablo Coll y compañía, con quienes tocaron dos clásicos de Dos Minutos: “Amor suicida” y “Ya no sos igual”. En medio del pogo, el público coreó cada estrofa, con los “sos buchón de la Policía Federal” retumbando desde cada rincón del estadio.
Otro invitado fue el baterista Fernando Scarsella, ex Rata Blanca, quien se subió al escenario para tocar a doble batería con Juan Comas el tema “Cambios de tiempo”.
Las sorpresas no terminaron ahí. La banda desempolvó joyas como “Saber cuando parar”, un tema que no suele sonar en los shows y que, sin embargo, fue coreado con pasión. Cuando sonaron los primeros acordes de “Ojos de dragón”, parecía que el show llegaba a su fin. Pero el retorno fue glorioso con un popurrí de éxitos: “Loco por volverla a ver”, “Enano”, “Tantas escaleras” y, finalmente, cerraron con “Viejo karma”, dejando al público con el alma llena y el corazón palpitando al ritmo de las últimas notas.
La noche fue una sinfonía de emociones. Piti Fernández, con su voz profunda y desgarradora, lideró una banda que, como siempre, brilló con intensidad. Bochi y Fernando, en las guitarras, entrelazaron melodías complejas y hermosas, mientras Mondelo en los teclados aportaba esa atmósfera envolvente, tan característica. Santiago en el bajo y Juan en la batería marcaron la base sólida que sostenía cada tema, y Joel, con su saxo, inyectó sensualidad y profundidad en cada intervención.
Las Pastillas del Abuelo no solo ofrecieron un espectáculo; Construyeron un puente entre el pasado y el presente, entre la amistad y la música, entre la argentinidad y el mundo. Cada acorde fue un suspiro, cada melodía una celebración, y cada canción un abrazo colectivo. Piti prometió para el 2025 un show en “algún estadio” y otro Movistar Arena. Por más música, por más Pastillas.
LISTA DE TEMAS Mar y envejecer Ama a quien llora por ti Hasta acá nos ayudó Dios! Rompecabezas de amor Interpretación ¿Dónde esconder tantas manos? La creatividad ¿Me juego el corazón? Absolutismos ¿Qué es Dios? Here comes the sun (cover The Beatles) Amor Suicida (2 Minutos) Ya no sos igual (2 Minutos) Cambios de tiempo! (con Fernando Scarcella) Desde la postura Saber cuando parar ¿Qué pretendo no saber? El favor Ojos de dragón! ¿Qué hago esperando un puto as? Otra vuelta de tuerca Loco por volverla a ver Inercia Enano Tantas escaleras Viejo karma!
“Sin dudas, este ha sido el mejor recital de nuestra historia“, exclamó Piti Fernández con una emoción que inundaba cada rincón del estadio de Ferro. Las palabras del líder de Las Pastillas del Abuelo resonaron en los corazones de los 35 mil fanáticos que se congregaron para ser testigos de una noche inolvidable, donde la música y la pasión se fundieron en un único latido. Habían pasado casi 3 horas y 30 canciones de un espectáculo que fue mucho más que un concierto; fue una experiencia sensorial, un viaje a través de las emociones más profundas y los recuerdos más intensos.
Cada acorde, cada letra, cada gesto de los músicos fue recibido con una ovación ensordecedora por parte del público, que no escatimó en energía para devolver el amor y la pasión que emanaban del escenario. La complicidad, un vínculo único, una conexión que trascendió lo físico y lo tangible para adentrarse en lo más profundo.
FOTOS POR SERGIO ACOSTA – GENTILEZA PRODUCE CRACK
FOTOS POR SERGIO ACOSTA-GENTILEZA PRODUCE CRACK
Cientos de jóvenes (y otros que no tanto), ansiosos y expectantes, se juntaron en la Plaza del Ángel Gris, en las esquinas de la avenida Avellaneda, en la previa del show para dar inicio a una fiesta pastillera sin igual. Desde temprano, se podía sentir la electricidad en el aire, alimentada por la emoción que emanaba de cada uno de los presentes. Micros provenientes de distintas localidades llegaban repletos de seguidores, todos con un único motivo: ver otro recital de Las Pastillas del Abuelo.
Con cada minuto que pasaba, la expectativa crecía, alimentada por la certeza de que la noche sería memorable. Los rostros de los jóvenes reflejaban la emoción contenida, la alegría de estar viviendo un momento único junto a sus amigos y seres queridos.
“Piti tiene razón, Piti tiene razón, esto es una fiesta la p… madre que lo parió“, agitó el público cuando habían pasado las 21 y el show aún no daba inicio. Se hizo esperar: poco antes de las 21:30 se apagaron las luces del estadio Estadio Arquitecto Ricardo Etcheverri. Con Piti Fernández en la voz, Bochi Bozzalla y Fernando Vechio en las guitarras, Alejandro Mondelo en los teclados, Santiago Bogosich en el bajo, Juan Comas en la batería y Joel Barbeito en el saxo, la banda estaba lista para ofrecer un espectáculo inolvidable.
Sorprendieron a todos cuando los siete se colocaron en el final de la pasarela para iniciar con “José“, de su disco debut “Por colectora“, del 2005. “Cerveza“, “Locura y realidad“, “Amar y envejecer“ se sucedieron. “Esto recién comienzaaa», lanzó Piti.
La banda se colocó en el lugar habitual tras la sorpresa inicial y se despachó con “Me juego el corazón“, “Donde esconder tantas manos“, “Hasta acá“ , “Fuerza locura y libertad“.
Las cuatro pantallas gigantes y un impactante juego de luces fueron el marco perfecto para la sucesión de temas como “Interpretación“, “Rompecabezas de amor“, “Postura“, “Inercia“.
“¿Qué es Dios?“, el poema de Alberto Sueiro convertido en canción, se erigió como un punto alto del show, un himno pastillero por excelencia. «No olvidemos a Beto Sueiro», lanzó Piti.
“Historias“, “Quién sabe“, “Dulce“, “Sabina y Piazzolla“, “Ama a quien llora por ti“ precedieron a “Loco por volverla a ver“, donde apareció en escena el primer invitado de la noche. Emanuel Noir, vocalista de Ke Personajes, se unió para versionar «Loco por volverla a ver». «Sorpresas te da la vida», indicó Piti.
El segundo invitado fue Benjamín Amadeo, reconocido actor y músico, quien cumplió su sueño de cantar «El Favor». «Escucho a Las Pastillas desde siempre y hoy me toca estar en un escenario con ellos. No me lo voy a olvidar nunca», expresó Amadeo. «Cómo canta el hijo de puta», lo despidió Fernández.
En la recta final del show, cuando ya se había superado la medianoche, el barrio de Caballito fue testigo de “Escaleras“, “Osiris“, “Enano“, “Esperando un puto as“. Y los bises con “Qué pretendo“, “Ojos de dragón“ y “Vuelta de tuerca“.
Desde los acordes iniciales hasta el último suspiro de la melodía, cada nota resonó con intensidad y emoción. La voz de Piti Fernández guió al público, las guitarras de Bochi y Fernando tejieron complejas y hermosas armonías. Acompañados por los envolventes acordes de Alejandro en los teclados, la sólida base rítmica de Santiago en el bajo y Juan en la batería y el saxo de Joel con un toque de sensualidad y profundidad, elevando la experiencia auditiva.
Una noche mágica, un día 20 (número mágico para Las Pastillas), que quedará grabada en la memoria de toda la familia pastillera para siempre.