Andrea Álvarez presentará su último y quinto disco solista, La Cadena del Mal, el próximo viernes 4 de octubre, a las 20. La legendaria baterista, cantante y compositora, junto a Lonnie Hillyer (bajo) y Tomás Brugués (guitarra), desembarcará en el escenario de The Roxy Live, (Cnel. Niceto Vega 5542), con su repertorio rockero, de 11 temas, en el que volcó su emesis de inconformidad, ahora también trasladada a sus redes sociales, transformándose en una voz de resistencia en estos tiempos convulsos.
– Pogo de Rock: Sobre este álbum, iniciado en la pandemia, hiciste referencia en algunas oportunidades acerca de lo que costó parirlo. ¿Es el último de tu carrera? Sin embargo, material para seguir no te falta por las situaciones que solés denunciar en «X», ex Twitter.
– Andrea Álvarez: Sí, pero gastar pólvora en chimango también es agotador. Me la paso diciendo que es el último disco cuando saco uno (risas), pero después siempre hay algo más. Mientras lo hacíamos pensaba, sin decirlo, que por ahí es el último. Seguramente no, pero es una posibilidad.
– Pogo de Rock: Más allá de hacerlo para los ensayos del próximo concierto, ¿disfrutás escuchar tus trabajos discográficos cuando salen a la luz? ¿Qué te pasó con La cadena del mal?
– Andrea Álvarez: No me pasa en general, pero este álbum me gusta mucho escucharlo. Ahora, además, lo hago bastante porque vamos a tocar en vivo. Entonces, por ejemplo, cuando voy al gimnasio, me pongo el disco para escuchar detalles que por ahí si estoy sola en casa, al lado de la batería, no los estoy escuchando porque me pongo a tocar y los tapo.
– Pogo de Rock: «Andrea, ya sos grande, ¿no ves? Vivir es más fácil, lo sabés. Eran dos minutos, aguantar y el mundo entero a tus pies», dice la canción Dos minutos. ¿Qué fue lo que no aguantaste?
– Andrea Álvarez: ‘Dos Minutos’ es un tema que empecé a tocar en vivo y muchas chicas lloraban, se emocionaban, porque es una cuestión de cambiarle el nombre, ¿viste? Trata sobre las decisiones que tomé en la vida y las consecuencias. En mis últimos discos, hay varios temas que parecen lentos e inocentes, pero en realidad son más bien cínicos.»
Álvarez, quien fue nominada a los premios Grammy Latinos 2016 como Mejor Álbum de Rock por su trabajoY Lo Dejamos venir, hace un paréntesis dentro de la última respuesta que deriva en uno de los temas troncales del disco: la muerte.
Cuenta que «Uh-Uh», la última canción el disco, la hizo con Karina Cohen después de que la exintegrante de Los Visitantes soñara con Palo Pandolfo (el músico falleció en julio de 2021). «Es un tema que había hecho hace miles de años, sin letra. Lo terminé de hacer cuando me enteré de la muerte de (la periodista) Mariana Moyano (octubre de 2023). Por eso puse ‘hoy te he tocado a vos, nos sorprendimos las dos mientras dormía te sentí maldita música y obvio vos ahí’.
– Andrea Álvarez: El disco trata bastante de la muerte. Es una manera de sobrevivir, aceptarla sin patalear y sin convertirte en lo que no tenés ganas de ser.
– Pogo de Rock: ¿Cómo fuiste asimilando las muertes de tus viejos y los amigos?
– Andrea Álvarez: La llevo mal. ¿Viste cuando la gente dice ‘soltar’? Yo soy más de agarrar. Le rindo culto a las cosas y a las historias que hay detrás. Por ejemplo, en mi casa tengo la sillita que hizo mi abuelo cuando yo tenía un año, y los cuadros de las fotos de chica (las que aparecen en el video de ‘2 minutos’) también están acá. Además, cuando me mudé, me traje una mesa y unas sillas de mi abuela. Tengo hasta el cuadrito de Mafalda que estaba en mi pieza de chica. No es que diga ‘ay, el tiempo pasado fue mejor’, pero me encanta tener estas cosas porque creo en la identidad desde la raíz.
En la misma línea, Andrea continuó: ‘Mis viejos eran grandes mentores de eso, ¿viste? Guardaron todo y creían en ello. De hecho, tengo libros que eran míos de chiquita y que usó mi hijo. Los guardo por si soy abuela alguna vez (risas). Y si no, los regalaré. Las cosas que me gustan tienen una historia. Mi marido me dice ‘pero esto es muy viejo…’, pero no me importa, lo sigo usando igual. Me encanta. Aparte, recuerdo a mi abuela contándome cosas con determinadas fotos, y ahora tengo esa imagen en mi casa. Para mí es mágico todo eso.
Retomando la pregunta, la ex Rouge y Soda Stereo, hizo referencia a los «amigos» de la infancia, el secundario y de la música que fallecieron. » A veces me olvido de que hay gente que no está. Digo ‘uy, este se murió’. Prefiero pensar que no los veo, porque no eran personas que veía siempre, como Prince. Hacerme la idea de que no se murieron me ayuda, porque me pone triste y no me gusta. Es como si talaran un bosque y no plantaran nada después. Eso es lo más molesto: talan, se van los árboles, pero no plantan nada. Los yuyos que quedan, la verdad, no me interesan mucho«.
– Pogo de Rock: En los últimos tiempos, tuviste un vuelco notable hacia las redes sociales, donde, de alguna manera, encontraste un lado B de ‘La Cadena del Mal’ para expresar tus inconformidades y ciertos mensajes de resistencia. ¿Cómo es tu experiencia en ese mundo virtual y hostil?
Andrea Álvarez: Hay gente en las redes que es increíble; me escribe siempre y me llena de amor. En este momento, tengo el poder de decidir dónde quiero estar, y generalmente es en lugares donde el arte prevalece.
La resistencia no es un slogan; en realidad, ya existe. La resistencia está presente porque hay quienes no se sienten cómodos con lo que pasa y quieren hacer cosas verdaderas, ¿viste? No hablo de un partido político, sino de un tema artístico. Hay muchos artistas haciendo cosas hermosas, y me parece importante pensar en eso. Muchas personas trabajan y se exponen, pero se nota que algunos se sienten cómodos con lo que pasa y otros no. Yo no me siento cómoda, pero no porque sea una rebelde. Prefiero hablar. Me gusta hacer un chiste, una canción y charlar con un amigo en un bar. Prefiero eso a quedarme callada.
El 17 de agosto, el emblemático Estadio Obras será testigo de uno de los eventos más esperados por los seguidores del heavy metal: Horcas se presentará como banda principal, una meta largamente anhelada y el momento perfecto para exponer su más reciente creación, «Diablo». Cristian Romero, baterista de la banda desde 2020, nos comparte detalles sobre la sinergia dentro del grupo, su aporte en el nuevo álbum, y cómo se están preparando para este show monumental.
P. ¿Cómo es la sinergia dentro de la banda, considerando que eres uno de los más nuevos?
Cristian Romero:Desde el inicio, me dieron un lugar que no pensé que tendría un resultado tan grande. Entrás en un proyecto de tantos años y piensas que será como si fueras el nuevo. Y la verdad es que no fue así, fue increíble. Estoy muy contento porque aunque entré en 2020, hemos hecho muchas cosas juntos, muchos shows en todos los lugares y ahora, con el nuevo disco, me siento más parte de la banda. Es algo que se ha plasmado, así que estoy muy contento.
En “Diablo”, ¿cuál fue tu aporte distintivo en el sonido de Horcas?
Se nota siempre el cambio del baterista; siempre hay un cambio musical. La otra vez hablábamos con Topo (Yáñez) de que una de las cosas que más se nota son obviamente los cantantes, y luego el otro cambio es la batería. En cuanto al disco, traté de mantener una línea de lo que era la banda. Muchos pensaban que íbamos a cambiar, pero creo que hay que actualizarse a lo que es la banda, especialmente una con tanta trayectoria y un estilo tan marcado. Añadí cosas sin sobrecargar, manteniendo la esencia de Horcas, pero con mi sello distintivo. Hay momentos donde se nota mucho que soy yo, y quería que eso fuera evidente, sin que se perdiera la identidad de la banda.
El nuevo disco no solo es una suma de talentos individuales, sino también una amalgama de estilos. ¿Cómo logran mantener esa diversidad sin perder la cohesión?
Creo que este disco tiene eso, y por eso puntualmente me enfoqué en aportar desde mi talento, sin ocupar solo un lugar. Las bandas son una suma de talentos y cuando se amalgaman, se notan los resultados. Este álbum es muy variado, con baladas, temas a medio tiempo, más thrash, más agresivos. Es un disco para todos los gustos. Si bien es diverso, logramos que todo encaje bien. Hay temas que resonarán más con ciertos estilos, y eso es lo que hace que sea un álbum interesante y para todos.
¿Cómo se prepara Horcas para un show tan importante como el de Obras?
Estamos preparando una lista de 26 temas, lo cual es un montón para un show de heavy metal. Generalmente, hacemos 17 o 18, pero para Obras queremos hacer algo especial. Aunque no toquemos todo el disco, vamos a incluir algunas canciones de «Diablo», además de los clásicos y algunos temas que no hemos tocado en mucho tiempo. Hemos renovado la lista para ofrecer algo nuevo a los seguidores.
¿Qué se puede esperar del sonido en vivo? ¿Habrá cambios respecto al disco?
Trato de respetar la canción lo máximo posible en vivo, sin deformarla. A veces, de niño, me desilusionaba cuando escuchaba una banda en vivo y el baterista hacía algo totalmente diferente a lo que estaba en el disco. Por eso, quiero que la gente escuche lo que espera, aunque le añado pequeños toques personales que son míos, pero siempre manteniendo la esencia de Horcas.
¿Cómo se preparan para el show del 17 de agosto en Obras, un lugar tan emblemático para la escena del metal en Argentina?
Nos estamos preparando con todo. Obras es un lugar muy especial, tiene una historia enorme y cada vez que una banda de metal pisa ese escenario, se siente la responsabilidad de estar a la altura. Estamos afinando cada detalle para que el show sea inolvidable, tanto en lo musical como en la puesta en escena. Tocar en Obras es un sueño cumplido para cualquier banda de metal en Argentina. Es el lugar donde han tocado los más grandes, y ahora es nuestro momento de dejar nuestra huella en ese escenario. Es un reconocimiento al trabajo duro y a la pasión que le hemos puesto a Horcas dura
¿Cómo ves la respuesta del público en estos shows post-pandemia?
La respuesta ha sido increíble. Después de tanto tiempo sin poder tocar en vivo, tanto nosotros como el público estábamos sedientos de metal en vivo. La energía que se siente en cada show es indescriptible, hay una conexión muy fuerte con la gente y eso nos motiva a seguir dando lo mejor. Es un punto muy importante en nuestra carrera. Venimos de un tiempo muy complicado, como todos, pero este show representa un renacer para nosotros. Es la oportunidad de reconectar con nuestros fans de una manera especial y de demostrar que Horcas sigue más vigente que nunca.
Para los fans que quizás todavía no se han decidido a asistir, ¿qué les dirías?
Les diría que no se lo pueden perder. Va a ser una noche única, cargada de emociones y con mucho metal. Obras es un lugar que tiene una magia especial, y vamos a dejarlo todo en el escenario para que cada uno de los presentes se lleve un recuerdo imborrable.
En el crisol de la escena musical argentina, emerge Banquete, un proyecto que destila la esencia del rock and roll en cada nota. Con el lanzamiento del EP “Obra Ilegal” y el impactante videoclip de “La solución”, esta banda irrumpe con fuerza. Al frente del grupo, Guido Vene no solo presta su voz, sino que también teje melodías en la guitarra eléctrica y el piano, guiando a su selecto cuarteto en un viaje musical cargado de pasión y autenticidad.
Acompañando a Guido, Gonzalo Cuchetti en el bajo aporta su vasta experiencia, mientras que Adrián Bareiro en la batería y voz, conocido por su influencia en “La Jackie Brown” y “Nacho Ladisa Blues Club”, suma su talento multifacético. Nicolás Yudchak, con su distintivo estilo forjado en “Vieja Estación”, completa esta formación, evocando a los grandes como Mick Taylor y Duane Allman.
En tan solo un año, Banquete ha logrado consolidarse como un faro de autenticidad en el panorama del rock & roll argentino.
En una charla exclusiva con Pogo de Rock,Guido Vene nos comparte detalles sobre este proyecto y las historias detrás de su reciente lanzamiento.
¿Qué criterios y procesos utilizaste para elegir a los miembros actuales de Banquete y cómo crees que cada uno complementa la dinámica del grupo?
Es curioso cómo a veces la vida nos lleva a decisiones sin que nos demos cuenta. En 2018, dimos un show con esta misma formación, antes de que Banquete existiera oficialmente. Fue un tributo a Elmore James que organicé en un bar. Mirar hacia atrás y ver cómo ciertas decisiones ya estaban predestinadas es increíble. Elegir a mis compañeros se basó en compartir intereses socio-culturales, gustos musicales y en tener una conversación fluida y agradable. Somos amigos desde hace muchos años, pero esta es nuestra primera aventura juntos en un proyecto. Esa camaradería y entendimiento previo han sido clave para la dinámica del grupo.
¿Cómo fue el proceso de grabación de “Obra Ilegal” en solo catorce horas?
El proceso de grabación fue intenso y meticuloso. Primero, en aproximadamente tres horas, grabamos la batería y el bajo. Luego, en otras tres horas, todas las guitarras rítmicas. Mis voces para los temas las grabé en apenas 45 minutos; “La solución” fue una toma única. Los coros llevaron un poco más de tiempo, pero no más de dos horas. Finalmente, en las últimas horas, grabamos las acústicas y solos de guitarra. Queríamos que lo primero que la gente conociera de Banquete reflejara la energía de nuestros shows en vivo. Nuestro sonido es crudo, limpio y preciso, y creo que logramos capturar eso perfectamente.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Nico Raffetta en la grabación y Yamil Salvador en la mezcla y masterización?
Fue increíble trabajar con dos pianistas tan talentosos, aunque curiosamente Banquete no tiene teclado. Raffetta, un prodigio del blues y rock and roll nacional, ha estado presente en casi todos los momentos importantes de mi carrera musical. Su aporte en las armonías vocales fue invaluable. Yamil Salvador se comprometió con el proyecto de una manera excepcional, y gran parte del sonido del EP se debe a su trabajo en la mezcla y masterización. Estamos en conversaciones para que produzca artísticamente nuestro próximo single. Tener a dos de los mejores tecladistas de Blues y Rock and Roll del país colaborando con nosotros nos hace sentir en muy buenas manos.
¿Cómo fue el proceso compositivo para el EP “Obra Ilegal”?
La composición es una actividad constante para mí, desde mis primeras épocas con Támesis. Cuando se formó Banquete, tenía una valija llena de temas listos para trabajar. Había tropezado con el inicio de muchos proyectos, y tener estos temas ahí esperando fue una bendición. Mis compañeros confiaron en mis composiciones, lo cual fue crucial. Además, Adrián Bareiro, nuestro baterista, grabó y cantó su primera canción, demostrando ser un gran cantante. Ahora trabajamos directamente sobre ideas en la sala de ensayo. Gonzalo Cuchetti, nuestro bajista, también ha empezado a aportar sus propias composiciones. Nicolás Yudchak, aunque aún no compone, es nuestro as bajo la manga en las guitarras. Tengo alrededor de 12 canciones listas para nuestro próximo material, y el apoyo de mis compañeros ha sido fundamental para mi desarrollo como compositor.
¿Las letras se basan en historias reales, ficticias, o ambas?
Las letras están basadas en historias reales, pero oscilan entre lo autorreferencial y lo ajeno. Me gusta ser un narrador en tercera persona, lo que me permite explorar diferentes perspectivas y experiencias a través de la música.
¿Qué mensaje principal quieren transmitir con este EP?
El mensaje del EP abarca temas como el amor, la redención, la camaradería y la pasión, todo envuelto en un halo de cemento, calle y ciudad. Es un oasis mental para la hora del almuerzo en el trabajo, una pausa para conectarse con algo más profundo y auténtico.
¿Qué pueden esperar los fans de sus próximos shows? ¿Cómo ha sido la recepción del público?
Estamos trabajando arduamente para presentarnos en la mayor cantidad de lugares posibles, tanto en el conurbano como en la Capital. Queremos hacer el camino correcto, sabiendo que tiene muchas aristas. Siempre ha sido así en el rock and roll. Hay un agotamiento visible del “amiguismo” y de los “hijos de…”, y creemos que nuestra autenticidad resuena con el público. La recepción ha sido muy positiva, y estamos emocionados por seguir compartiendo nuestra música en vivo.
¿Cómo es la dinámica de sus presentaciones en vivo y qué diferencia a Banquete de otras bandas en escena?
La otra noche, tocamos en un lugar con otras cuatro o cinco bandas, y la diferencia fue abismal en términos de sonido y originalidad. Tocar temas propios y darles más importancia que a los covers es una bandera en esta época llena de tributos. Además, nuestro sonido se destaca por la arquitectura que propone Nicolás Yudchak y porque afinamos las guitarras de manera diferente a lo habitual, en “OPEN G”. Esto no es solo un detalle, sino una constante que nos hace únicos en vivo, y cuando hay otras bandas, se nota la diferencia.
Si Banquete tuviese una acepción en el diccionario, ¿cuál sería?
Aunque el nombre de nuestra banda ya tiene connotaciones implícitas, si tuviera una acepción en el diccionario, sería ROCK AND ROLL. Representamos la esencia pura y cruda de este género, con todo lo que eso implica.
David Lebón tiene por delante dos presentaciones, en lo que resta de 2024, que se sumarán a los hitos de una carrera artística, que no deja de sorprenderlo. La primera, el 20 de septiembre, cuando pise el escenario, en el estadio Vélez Sársfield en la antesala del show que brindará esa noche Eric Clapton y la segunda, el 29 de noviembre, al momento que regrese a Obras, el “Templo del Rock”, después de más de tres años.
El power trío mexicano SMASH-O, integrado por Chris Dylan (Voz y guitarra), Johny Richard (Batería) e Isaac Harris (Bajo) está de gira por Argentina. Antes de su show en Strummer dialogaron con Pogo de Rock.
«El público en Argentina es maravilloso, lleno de energía y entrega durante los shows. En la última presentación en Vorterix, se notó la buena aceptación de la gente hacia el heavy metal y el punk, géneros que tienen muchos adeptos en el país. La preparación para estos shows siempre busca dar lo mejor, ofreciendo una experiencia divertida tanto para la banda como para el público. El objetivo es que todos se diviertan y disfruten del espectáculo», dispara Chris Dylan, cantante y guitarrista de SMASH-O, la banda mexicana quetocará este sábado en Strummer.
Sí, obviamente nosotros tenemos como que esta vibra de siempre dar lo mejor, siempre hacerlo mejor. Porque obviamente es lo que el público merece y básicamente nos divertimos para que todas las personas se diviertan con nosotros. Ese es el objetivo de ir a un show de rock, o a donde vayas, es ir a divertirte. Entonces ese es el objetivo de todo.
Con respecto al sábado en Strummer, ¿qué es lo que van a tocar? ¿Qué tienen previsto en el setlist?
Vamos a estar dando nuestro full set. Es la única ocasión que tendremos el full set aquí en Buenos Aires. Ya hay algunas personas que han estado mandándonos la compra de su boleto. Igual es importante mencionar que al comprar su boleto, nosotros les vamos a regalar una remera, como ustedes le dicen, a las playeras que… Las playeras, sí. Y pues nada, la verdad es que estamos muy felices de que esto se pueda realizar de esta manera y comentarles que, pues bueno, esto será el próximo 29 de junio, y será la única fecha con el full set. Al igual que va a estar Club Infierno y Momias, que son unas bandas amigas que estaremos compartiendo escenario el sábado en Strummer. Y vamos a estar tocando nuestro sencillo que acabamos de estrenar, que se titula Solo, que está en plataformas digitales también en Spotify.
¿Cómo es el proceso compositivo de ustedes? ¿Ha cambiado en el tiempo? ¿Se lo dividen? ¿Traen una maqueta y empiezan a partir de ahí? ¿O alguno trae ya algo ya masticado?
Chris Dylan: Bueno, el proceso compositivo de nuestra música empieza conmigo, yo soy quien hace como la letra, la estructura de la canción como tal, ya llego con ellos, les enseño la maqueta, entonces empezamos a hacer un jam sobre la maqueta, sacamos la canción y cada quien le va metiendo su estilo, su esencia a la canción. Hacemos todo ese proceso de producción y también cabe mencionar que a raíz de la primera pandemia en el 2020 empezamos a hacer nuestras propias producciones, a autoproducirnos. No solo la composición, sino hacer preproducción, producción y una postproducción adecuada y profesional.
¿Y cómo resultó ese proceso? ¿Mejor que el anterior?
Ha sido mucha prueba y error durante todos estos años. Empezar de cero, aprender cómo producir bien una canción, y hemos ido haciendo prueba y error, prueba y error, y hemos llegado a un punto en el que podemos entregar unas canciones, un producto de bastante buena calidad.
Vamos a las letras, ¿son autoreferenciales? ¿Son de historias, ficticias o no? ¿O fluctúan, cambian?
Pues es de todo, ¿no? Es básicamente de todo, ¿no? Pueden ser experiencias personales, experiencias basadas en personas cercanas, historias. Tomamos mucha inspiración de otros elementos como, por ejemplo, las películas de terror, películas de ciencia ficción. Contamos con una canción que se llama Monstruo, que es básicamente una canción que habla sobre Godzilla. Por ejemplo, contamos con una canción que se llama Dulce o Truco, que habla sobre un grupo de zombis, que la única manera en la que ellos quieren sentirse vivos y la única manera que encuentran es comiéndose el cerebro de la gente. Y luego hay canciones más personales que hablan de experiencias ya más de uno, como por ejemplo la canción más popular que tenemos que se llama Dame un momento, que es como la que más gusta, ¿no? Se titula Dame un momento, que ya es un tema más personal. Entonces ahí tenemos de todo, básicamente.
Y las influencias, me imagino como en todo, ¿no? Como en toda profesión, como en todo gusto musical, ¿fue cambiando con el tiempo? ¿Empezaron queriendo parecerse a alguno, o con la influencia de alguno en particular, y fueron retroalimentándose de otros? ¿Cómo fue desde que empezaron hasta ahora?
Chris Dylan: Desde que comenzamos el proyecto, digo, tenemos bastante… Al final somos hermanos y, pues bueno, comenzamos la banda hace mucho tiempo, nos llamamos primero Ironhead, después nos llamábamos Smash y ahorita somos Smash- O. Éramos una banda de metal. Fuimos una banda de metal y hemos tenido un camino, pues bueno, un recorrido normal como cualquier otra banda, pero, pues bueno, cuando llegó la pandemia, cortamos justamente el movimiento, y hace 11 meses comenzamos a reactivar otra vez los conciertos. En resumir las cuentas de la historia de la banda, nosotros somos hermanos desde muy niños, literalmente desde niños, empezamos a hacer esto de tocar, pero para nosotros en ese entonces era un juego. Nosotros en lugar de irnos a jugar el fútbol o así, nos poníamos a tocar. En ese momento de nuestra vida nunca fue como «ah, sí, vamos a hacer esto ya de una manera como trabajo,» ¿no? Era nuestro juego cuando éramos niños, y pues, debido a nuestra familia, tenemos como influencias del heavy metal y del rock, ¿no? Por ejemplo, metal como Iron Maiden, Just Freeze, Black Sabbath, un metal muy clásico, ¿no? Y del rock, pues ya un rock más clásico, como Queen, los Beatles, Creedence, un rock más clásico, más 70, 60. Hasta que llegó el punk, ¿no? Y de pronto, cuando éramos adolescentes, descubrimos el punk rock. Entonces, la verdad es que nos enamoramos del género y básicamente nos llamamos Smash porque viene de las onomatopeyas de las historietas de los cómics, cuando ocurre un golpe. Entonces tenemos estas influencias de todos lados y si ocurre un golpe de cosas.
Isaac Harris: De ahí viene el nombre y la influencia es básicamente, es como un pastel donde el pan, el bizcocho es el pan rock, y todo lo demás que está alrededor, la cultura, los hip hop, todo es este… Viene del heavy metal, del grunge, del hard rock, del rock clásico, de todos lados. Inclusive no tenemos miedo en experimentar con sonidos nuevos dentro de nuestra base de pan rock, metiendo sintetizadores, metiendo a lo mejor baterías programadas en ciertas canciones que las que estamos haciendo que van a ser nuevas y vamos a estar lanzándolas en los próximos meses. Exacto. Claro, de eso se trata, por eso es evolución también, ¿no? Tener a mano un montón de alternativas, el fin es que el producto cada vez sea mejor. Yo lo planteo por el hecho de que ahora hay de moda, entre comillas, otro tipo de música, a mí me gusta obviamente, pero está claro que muchas veces esto también va allá de, como dicen ustedes, de que uno comienza por gusto y todo, después hay un tema que para mantenerse, muchas veces, no se claudica, pero necesitas bandearte para algún lado que sea monetariamente cierre.
¿Cómo ven el movimiento de una música que no es masiva, de consumo actual? ¿Cómo se manejan con eso?
Pues mira, nosotros como lo vemos es que de toda la música uno puede aprender algo, ¿no? Ahora, cuando tú analizas las estrategias de venta de estos artistas de reggaeton, de trap. Hay ciertas cosas que claro que puedes tomar para vender, por ejemplo, una banda de rock, ¿no? En este caso. Una de ellas es que ellos ya no lanzan álbumes completos, lanzan sencillos. Bombardean de contenido todo el tiempo en redes. ¡Pum! ¡Una tras otra, una tras otra! Entonces, yo creo que en todos los artistas de estos géneros se pueden tomar ciertos elementos, adaptarlos a nosotros y utilizar sus mismas estrategias para vender esto. Toda esta creación de contenido en redes, estar sacando sencillos en lugar de discos, que hoy en día ya es más rentable estar haciendo eso que grabar un álbum completo. Y eso es básicamente como lo vemos, ¿no? De todos los géneros y de todos los artistas puedes tomar algo. Siempre tienen algo que puedes retomar. Exacto. En todos lados hay algo donde puedes apretar.
¿Eso les cambió también la dinámica de la creación de canciones?
Sí, pues obviamente en ese entonces, en cuanto a la historia de la industria, en los 40, 50, se sacaban los sencillos, igual en los 80. Y obviamente todo eso, en ese entonces, como tú lo mencionaste, era porque en un vinilo no cabían todas las canciones. Entonces las sacaban una por una. Entonces adelantamos un poquito el tiempo y ya después obviamente existe el cassette, existe los CDs y ya cabían las canciones y se trataba de vender discos en ese entonces, ¿no? Claro. Adelantamos el tiempo un poquito más, ya no es rentable vender CDs, no es rentable vender discos, ahora ¿qué está pasando? Que los artistas están vendiendo… Views. Reproducciones y conciertos. Exactamente donde se puede hacer redituable el negocio es haciendo shows. Digo, si lo vemos como esta parte, como insistir que sea de manera redituable. Ha cambiado la industria, ha cambiado el negocio. Y el artista en general nunca ganó tanta plata con la venta de cintos para discográficas, lamentablemente. Y en general ganaba con los shows, y bueno, ahora más que nunca creo que el hecho de salir a tocar.
¿Cómo viene el tema de giras?
Bien, pues bueno, ahorita tenemos justamente contemplado esta gira en Argentina. Vamos a comenzar este 26 de junio aquí en Buenos Aires, en el Roxy. Tenemos el viernes 28 de junio en Casa Rincón, que vamos a estar con una banda que se llama Mi Terror, Tan de Golpe y Resiliencia. Todas estas bandas son amigas nuestras que igual vamos a estar compartiendo. Y bueno, para cerrar con broche de oro el 29 de junio, vamos a estar con Momias y Club Infierno en Strummer. Es nuestra única fecha, la fecha más importante, full band, de esta gira. Terminamos esta gira, regresamos a México a grabar un disco, un sencillo prácticamente, que vamos a estar sacando.
¿Cómo manejan la interacción con las redes sociales?
Yo creo que es importante generar una conexión con los fans. Obviamente la más importante siempre va a ser en los shows. O sea, que es en donde existe ese enamoramiento… ¿Dónde se consagra? Donde se consagra la conexión, donde existe un poco de… Cuando te enamoras del artista, dices, ¡ay, me encantó su música, me encantó su vibra! Y después viene la otra parte, en redes sociales es donde realmente uno como artista demuestra que sí te importan las personas que te siguen. Porque ellas al final del día también son personas igual que uno. O sea, realmente generar un vínculo con ellos y que realmente demostrar que ellos nos importan, de la misma manera que a ellos les importamos nosotros. Entonces, es como que es la forma en la que lo vemos y como lo manejamos todo esto. Tratando de contestar todos los mensajes que nos mandan, todos los comentarios, y estar generando contenido diferente. No solo hablamos de estarles generando canciones nuevas para que sigan escuchando música, sino también esa pista dentro del artista. Realmente mostrarnos como realmente somos auténticos y obviamente está esa parte de que también somos personas.
Nosotros hacemos siempre una pregunta, si Smash tuviese una acepción en el diccionario, ¿cuál sería esa… ¿Qué sería?
A ver. Smash O es una banda que se dedica, con su música y sus shows, a explotar la cabeza de la gente.
Smash O es poder y autenticidad. Es una banda con momentos inesperados, que busca siempre sorprender y conectar con su audiencia de manera genuina.
El tema de ser power trio, ¿lo condiciona en algo o los potencia?
Obviamente en el principio cuando éramos una banda de heavy metal, sí existía esa limitante de no llenar el sonido porque éramos tres, ¿no? Ese sí fue como un factor importante en la hora de decir, es que sí vamos a hacer punk rock. Nos enamoró la música y el hecho de ver que había otras formas de hacer música. Pero no es porque echarnos flores, no es eso. ¡Crudo, directo! Pero la verdad es que tenemos tanta pinche energía cuando nos la echan a tocar, que no encontramos como la necesidad de… O tener la necesidad de un guitarrista más o así. Simplemente es mucha la energía que le damos a la gente.
Así lo afirma Fabio Lacolla, psicólogo, escritor y músico. En su libro “Estar en banda”, se mete de lleno en entrevistas a músicos desde su rol de psicólogo para investigar de primera mano sobre la vida de estos artistas que deben lidiar con esa dicotomía entre lo que sería el éxito o el fracaso en la profesión que eligieron como forma de vida. El motivo de esta charla fue por otro lado: su pasión por San Lorenzo, el rol de los clubes como una contención social para sentirse identificados porque va más allá del fútbol, la influencia de las redes sociales que nos cambiaron la vida en estos tiempos, la inclusión de la tecnología en el fútbol y todo lo que rodea a un ambiente en que la realidad es muy distinta a lo que debería ser.
Por Gabriel Casas
Esta entrevista exclusiva con Pogo de Rock se concretó en apenas dos o tres mensajes por Whatsapp. Porque con Fabio Lacolla, este periodista tiene una relación de amistad y compartimos la misma pasión por San Lorenzo. Entonces, ¿adónde podía ser la cita para charlas de tantos temas que rodean al fútbol, más allá del juego en sí? En la confitería de la sede del club de Boedo en Avenida La Plata. Sí, lector, acertó la respuesta porque era una obviedad.
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-Fabio, ¿cómo nació tu pasión por San Lorenzo? ¿Fue por herencia familiar o por otros motivos?
-Primero porque nací a diez cuadras del Viejo Gasómetro. Apenas a esa distancia de donde estamos en este momento. O sea que ir a la cancha era como una actividad más. Hay un chabón que tenía una Fiat Rural e iba levantando a los pendejos que estábamos en la vereda, decía: “che suban” y nos traía a la cancha. También por una tradición familiar, pero más que nada por una tradición colectiva, te diría que por el barrio. Claro. O sea, todo el barrio era cuervo.
– ¿Y también ibas con tu familia? ¿Te llevaba tu papá?
-Mi viejo, mi abuelo sobre todo, con el que venía de más chiquito a la cancha. Después ya veníamos con los pibes del barrio. Imaginate que esas diez cuadras, las hacíamos caminando desde pendejos. Me acuerdo de una vez que el padre de un amigo había perdido un encendedor Ronson en los tablones y nos dijo: “vayan al otro día, que si lo encuentran les regalo una pizza”. Y agarramos las bicis, nos vinimos abajo a los tablones y apareció el Ronson en el piso. Y nos dio guita para que vayamos a comer pizza a un lugar de la avenida Asamblea. Así que bueno, viene de ahí, de la familia, de la cultura del barrio y de la cercanía con el Gasómetro.
-Y más allá de esta anécdota que es fabulosa, ¿quiénes eran tus ídolos o tus referentes de chico entre tantas glorias del club?
-Arrancó con el Gringo Scotta porque era un goleador y encima, era fachero. Yo era muy chiquito en la época del Bambino Veira, el Loco Doval y todos esos que formaron al equipo apodado Los Carasucias. También el Sapo Villar, la Oveja Telch o el Mono Irusta. Bueno, después vino Olguín, Orlando Peregrino Ruiz, el Negro Ortiz. Pero Recuerdo que mi ídolo básicamente era Scotta. Yo a veces me perdía el partido por mirarlo a Scotta. Y era como una cuestión de fondo, porque yo creo que perdí mucho de aprender fútbol por seguir jugadores, ¿entendés? O sea, a mí me interesaba más qué le pasaba al tipo en la cancha y no analizaba al equipo en general. Y te agrego otra cosa: yo el primer tiempo iba a la hinchada y el segundo tiempo me colaba en la platea, porque me gustaba disfrutarlo desde otro sector del Viejo Gasómetro.
– ¿En la platea de los niños?
-No. Entraba entre los dos tablones y el enrejado porque me gustaba ver a la hinchada de lejos. Por eso después, con la psicología, me hice especialista en grupos, en observar la masa. A mí me interesaba muchísimo la masa. Pero primero tenía que estar adentro, para entender qué pasaba ahí. Era la época de Cacho Papasso como capo de la barra, me parece. Era muy diferente a las barras bravas actuales. O sea, nos cuidaban. A los pendejos nos cuidaban. Una vez viniendo para acá, había un infartado en la otra esquina. El tipo tirado en el piso, ¿viste? Y yo de chiquito, tendría ocho años, me acerco, solo, y digo, ¿qué le pasó? Y otro hombre me dice: “se atragantó comiendo un caramelo”. Después me di cuenta de que era un tipo que estaba teniendo un infarto. Digamos que me cuidó a mí como diciendo que no le voy a decir al pendejo que es un infarto y prefirió decirme que se atragantó con un caramelo para que no me asuste ante la gravedad de la situación.
– ¿Qué edad tenías cuando San Lorenzo descendió? ¿Cómo te pegó esa situación dramática en términos futboleros?
-Fue tremendo, porque en esa época fue el primer club grande que descendió y fue como un tocar fondo del club.
– Entonces, ¿cómo lo sufriste más que cómo lo viviste, no?
-Bueno, cuando nos fuimos a la B, yo creo que tuve una amnesia. Como que mi mente estuvo en blanco. O sea, me acuerdo del partido, me acuerdo de que estaba en la terraza de mi casa, escuchándolo, y a partir de ahí me quedé en blanco. O sea, si vos me preguntás qué edad tenía, no lo recuerdo, tengo que hacer la cuenta.
-¿Estaba vivo tu padre en 1981?
-Sí, claro.
-¿Y a él cómo le pegó?
-No tanto porque él no era muy futbolero. En cambio, mi abuelo era fanático. De escuchar la radio, de ir a la cancha. Mi viejo no se copaba, de hecho. Era como una catástrofe, ¿viste? Porque vos tratás de entenderlo deportivamente, pero después te das cuenta de que no es sólo lo deportivo. Que hay un montón de otras cosas que hacen que un grande se vaya a la B. Después se dieron cuenta que también era un negocio porque fue una refundación del club. Y en eso nos empezaron a imitar todos los otros equipos. El boom de la hinchada también sirvió para resurgir, ¿no? Hasta el desde las cenizas, como diciendo “más bajo no podemos llegar”. Perdimos la cancha y nos fuimos a la B. Bueno, después vino el fenómeno social de acompañar en el peor momento. El fenómeno superó la catástrofe, porque el fenómeno era haber copado la ciudad y el conurbano, ¿no? Ir a otras canchas también, ser local en todos lados. Gente que había dejado de ir a la cancha, los dos o tres primeros partidos, se le pasó el enojo y empezó a ir y seguir esa campaña. Fue realmente una gesta casi militante, te diría. A mí a veces la política me hace acordar mucho a San Lorenzo en la B, digamos, porque era ir a muerte.
-¿Somos un poco como el país, el hincha de San Lorenzo? ¿Somos como decía ese gran escritor Osvaldo Soriano, también cuervo, en eso de que ser hincha del Ciclón es como una síntesis de la argentinidad?
-Sí, totalmente. Así somos los hinchas de San Lorenzo. Un compañero en las últimas elecciones con el resultado puesto me dijo: “ganó Milei”. No en sentido literal, obvio. Creo que San Lorenzo tiene una antena que capta muchísimo la cultura popular de la gente, de la argentinidad, porque ser hincha de River es fácil y de Boca es súper fácil. En cambio, ser hinchas de Racing y de San Lorenzo es otra cosa. Son los más sufridos, digamos. Pero Racing y San Lorenzo tienen otra cosa. Entonces, a mí me parece que representa más al hincha argentino, el de San Lorenzo o el de Racing, más al pueblo argentino, que un hincha de River o uno de Boca, porque ellos son los más ganadores en la historia del fútbol argentino. Vivieron más alegrías que tristezas.
-Claro, no se vos, pero yo estuve cuando el ex presidente Fernando Miele intentó privatizar el club con ese convenio con la empresa ISL, que después quebró por el escándalo con los sobornos en la FIFA en la adjudicación de las sedes mundialistas.
-Esa también es otra, ¿no? De defender al club, a dar todo el fútbol federado y muchas cosas más a una empresa internacional que después encima quiebra por los negocios espurios para adjudicar las sedes de los mundiales. Esa también fue dificilísima porque no sabíamos que la potencia de la gente podía llegar a generar otro fenómeno. Un fenómeno fue la vuelta de la B. Otro fue la vuelta a Boedo y otra es la lucha para volver con un nuevo estadio al barrio que nos vio nacer. Y esto de no ser una sociedad anónima, de cómo salió a la gente a evitar esa reunión de la Comisión Directiva y por ese motivo sufrieron una tremenda represión policial. Había gente muy mayor Inclusive si mi abuelo hubiera estado vivo, quizás habría estado también en las puertas del Nuevo Gasómetro. Fueron mujeres, también niños y niñas. Y el propio presidente de San Lorenzo, reprimió a sus hinchas que querían impedir que se vendiera el club. Siempre hubo en San Lorenzo niños y mujeres. Siempre fue un club familiar, digamos, ¿no? Los carnavales, toda esa mística. Mis suegros se conocieron en San Lorenzo, también, ¿viste? Como una patinaba y el otro no sé que estaba haciendo en otra actividad social. Entonces, digo, hay algo casi marginal te diría, ¿no? ¡Viste que en la marginalidad hay comunidad? En Núñez no hay comunidad. En La Boca, sí.
– Es que San Lorenzo tiene casi como un grito de guerra eso de “Soy de Boedo”. En Huracán no se grita “Soy de Parque Patricios. River no grita “Soy de Núñez” o incluso su nacimiento fue en La Boca. Y Boca sí, con eso de “Soy de Boca”, pero tampoco hay una canción que diga: “Soy de La Boca”
– Claro, y los hinchas de Independiente y de Racing no cantan: “Soy de Avellaneda”, aunque les cueste más hacer una rima con su distrito de nacimiento. Pero es cierto. Lo que pasa es que a nosotros cuando nos preguntan de qué barrio sos, a mí me alegra esa pregunta porque yo banco el nomadismo. ¿Me entendés? Porque el barrio está dentro de uno, no está fuera. Es un error pensar que el barrio define a la persona. Y es al revés, la persona define la raíz adonde la lleva. Y por otro lado, es que Boedo se convirtió en otro barrio adentro de Almagro. ¿Viste que nosotros nacimos en Almagro, y que después ese circuito de calles se llamó Boedo? Si vos te ponés a pensar, es un perímetro de apenas treinta cuadras. No es como River que empezó en La Boca y terminó en Núñez. Nosotros estamos por acá, digamos. Tenemos una cancha ambulante, si lo querés. A ver, ¿quién tiene una cancha ambulante?
-Respecto a eso, ya metámonos más en el tema de la música. Vos fuiste parte como músico para sumarte con una canción a esta gesta de La Vuelta a Boedo. Te invitaron Los Cuervos de Poe, iniciadores de hacer canciones para apoyar la vuelta al barrio con la cancha incluída. ¿Cómo recibiste esa invitación y me imagino la alegría que te dio, no?
– Fue buenísimo. Ya había tenido un coqueteo, años en la época que Oscar Ruggeri era el entrenador y compuse una canción llamada La Milonga Cuerva, que la pasaban por La voz del estadio en el entretiempo. Me acuerdo de que iba a hacer la canción con una banda, la grabamos, y hubo un almuerzo con Los Matadores y nos invitaron a tocar esa canción. Ver a todos nuestros ídolos ahí, inclusive dos de la banda que no eran cuervos, se hicieron hinchas también. Después, cuando soy convocado por los Cuervos de Poe, la idea era encontrar una canción vieja de la cancha que hablara de la vuelta a Boedo. Y ahí encontramos, con la música de Presente de Vox Dei, eso de que “ya hicimos dos canchas, vamos a hacer tres” Fue cuando reclamábamos por la Ley de Restitución Histórica, que finalmente se votó por mayoría absoluta en la cámara de diputados. Entonces, ahí fuimos a grabarla a un estudio y justo se estaba haciendo el documental “Volver a Boedo”, del director Sergio Criscuolo y vinieron a filmar esa canción. La película se hizo un año antes de tomar posesión de los terrenos. Entonces, ahí Sergio vino a filmar a Los Cuervos de Poe y justo estábamos tocando nosotros. Y ahí pegamos la onda y después cuando fue el festejo por La vuelta a Boedo, hubo otro gesto de enorme generosidad de Sergio porque nos invitó a tocar esa canción en vivo. Yo siempre digo que metimos más gente de Queen en Wembley, porque había más de cien mil personas. Y ahí me junté con mi hijo que tocó la viola, fue algo hermoso. Único.
– Además, tu hijo Santino es fanático de San Lorenzo también.
– Sí, El bajista esa noche era de la banda Superlógico y también es recontra cuervo. Y convocamos a Gabriel Muscio, que es el bajista de Sergio Roitman, otro cuervo más, que justo ese día tenía gira y nos mandó un reemplazo de un pibe que, si bien no era cuervo, vive acá en la calle Las Casas. Así que se dio toda una química ahí de los cuatro, salimos a tocarla y bueno, yo creo que fue uno de los momentos más importantes de mi vida ¿no? Volver a Boedo, tocar para 100.000 personas, estar con la gente que uno quiere.
-Y porque además hubiera sido parte como un espectador más e hincha de San Lorenzo a ser parte de esa fiesta, ¿no?
-Por supuesto. Hacía mucho frío esa noche, no sé si te acordás. Nosotros vinimos a la mañana a probar sonido y nos quedamos acá, no nos queríamos ir, o sea, era como que no nos queríamos perder un segundo de tiempo.
-Sé que por primera vez te metiste con una lista opositora (la de César Francis como candidato a presidente, para intentar cambiar un poco la realidad del club. ¿Qué crees que desde hace una década se está haciendo tan mal y por qué llegó el club a esta instancia de un caos financiero, como si la dirigencia estuviera acéfala, con todas las deudas que tiene el club, un pasivo tremendo y sin logros deportivos importantes después de ganar la Copa Libertadores en el año 2014?
-Bueno, cuando el club pasó de ser un fin a un medio, Hasta la Libertadores el club era un fin en sí mismo, para los dirigentes, para todos. Y en un momento pasó a ser un medio y ahí empezó la transparencia, se empezó a empañar.
-¿Crees que a los dirigentes lo superaron las ambiciones políticas?
-Por supuesto que sí. El oscurantismo, no presentar los balances, y empezar a jugar para sí mismo, digamos. Eso me parece que fue lo que realmente sucedió. Y ahí está también la paciencia infinita que tenemos los cuervos, ¿no? Porque esta gente se tendría que haber ido hace mucho tiempo, y sin embargo, bancábamos no solamente una vez, sino que tres elecciones más Y sí, claro. A pesar de haber sido oposición, yo celebro que en todo caso haya ganado Moretti, que se haya ido esas comisiones encabezadas por Matías Lammens y Marcelo Tinelli. Ojalá que nos vaya bien, digamos, ¿no? Ahora no estamos pasando futbolísticamente por un buen momento. Ahora hay que tirar para adelante. No nos ayuda el país, no nos ayuda la coyuntura, no nos ayudan los refuerzos, pero bueno, de a poco. Creo que un hincha de River en nuestra situación, se infarta. Nosotros estamos acostumbrados porque somos bien clase popular. Somos muy de barrio. ¿Vos viste que los hinchas de San Lorenzo no tenemos guita? No hay tantos empresarios de San Lorenzo. Tenemos más hinchas famosos que empresarios de San Lorenzo que sean con mucha plata y que puedan invertir en el club, desinteresadamente. Bueno, ahí está también el tema, hay que estar muy atento a que la guita que entre y la guita que sale esté muy bien controlada porque rápidamente no resolveríamos todos los problemas.
– Si te doy dos opciones, una es tener la cancha nueva acá y la otra es ganar otra vez la Copa Libertadores, ¿cuál sería tu elección?
-Mirá, yo creo que si ganamos otra Libertadores, podemos hacer una cancha de diez pisos. Entonces, una cosa va de la mano con la otra. Creo que ganando otra Libertadores, la cancha se hace sola. Teniendo una nueva Copa Libertadores, que es el objetivo más importante de esta temporada, seguramente vas a poder hacer la cancha.
– ¿Qué promesa harías en serio, no eso de teñirse el pelo de azulgrana o ir caminando a la Basílica de Luján, cuando pudieras estar en el primer partido de la vuelta de San Lorenzo a Boedo de manera completa?
-Yo no soy muy nostálgico, en el sentido no romántico del término. Promesas tampoco. Yo creo que si tengo que vender un auto lo vendo. Esa puede ser una promesa. O sea, no voy a salir de fierro. Por ejemplo, cuando jugamos contra el San Pablo en un amistoso en el primer partido que fue en el Nuevo Gasómetro, apenas había una tribuna popular y una platea a medio construir.
– Claro, yo también estuve con mi papá y mis amigos de la infancia de Boedo.
– Te cuento algo. Me mudé hace poco de vuelta cerca del barrio. En Parque Chacabuco. y la semana pasada fui a la pileta del parque, porque yo de chico iba a la pileta del parque, pero fui a buscarme, a buscarme en la infancia y no me encontré. Entonces a mí me parece que cuando hagan el estadio acá y esté el primer partido, tampoco me voy a encontrar. Porque va a ser otro estadio. Si me lo ponés como estaba, claro. Ahí sí te hablo de dar un riñón. Pero esto va a ser otra cosa. Va a ser como entrar al Santiago Bernabéu, qué sé yo. O sea, por eso creo que tiene como una cuestión muy simbólica la Vuelta a Boedo, más que real, más simbólica que real. De todas maneras, banco a la Vuelta a Boedo, por supuesto, y ojalá que se pueda dar. Otros clubes hicieron una cancha. Como Estudiantes de La Plata. Nosotros fuimos juntos a ver a San Lorenzo en un clásico contra en un torneo de verano y conocimos esa cancha nueva de Estudiantes, ¿te acordás?
-Sí, además vos me invitaste la entrada como un regalo porque tres días antes había sido mi cumpleaños. Fuimos con tu hijo Santino y Mosquito, otro amigo tuyo cuervo, en tu auto ida y vuelta hasta La Plata.
-Y estuvo buenísimo, viste. Lo que pasa que San Lorenzo, para hacer una cancha, no puede tener la capacidad como la de Estudiantes y menos acá en la ciudad. No es imposible hacer un estadio, no es tan difícil hacerlo. Hay que ordenar las cuentas, tener éxitos deportivos y después con una buena política de ventas de jugadores al exterior.
-Me gustaría que nos embarquemos en la psicología del hincha de fútbol y sobre todo en eso de hay que ganar como sea, ¿no? Del exitismo. Como si alguien en su profesión no es el más exitoso todo lo demás que haga no sirva para nada.
-Eso pasa porque el exitismo que hay alrededor del fútbol, el triunfalismo pareciera ser la única opción. Eso me parece que las nuevas generaciones nos están enseñando de que no es tan así. Uno pensaba que tenía que dejar la vida, ¿no? Los jugadores, la sangre, ¿no? Hoy por hoy es menos pasión, más técnica, yo no creo en la revancha, por ejemplo cuando dicen el fútbol te da revancha es otro tiempo, otro espacio, otro contexto.
-En otras palabras, el fútbol te da otra oportunidad.
-Oportunidad, claro. Excelente, pero no revancha. Que hay que ganar como sea, a mí me gusta ganar. Claro, por supuesto. Y si ganamos la final de la Libertadores con un penal como sucedió, está todo bien. Me hubiese gustado hacer el gol que le hicimos a los franceses después de esa gran jugada que terminó Di María. Pero bueno, también es lo que podemos, ¿no es cierto? Igual hace mucho que San Lorenzo no juega bien. Entonces, viste, el último partido de local ante Unión, no aplaudíamos un caño, o una jugada asociada en ataque que no fue gol por un pelito. No, aplaudíamos cuando un defensor anticipaba. Por ejemplo, a Romaña que tuvo un partidazo, aplaudíamos eso. ¿Me entendés? O sea, no podemos aplaudir un córner, no podemos aplaudir un gol y bueno, aplaudimos en anticipación. ¿Por qué? Porque la gente también va a hacer catarsis a la cancha, Entonces, cuando no entra la pelota en el arco rival, por lo menos festejamos que tampoco entró en el nuestro.
-Totalmente de acuerdo. Referido a eso, también creo que Insua hizo un muy buen trabajo en San Lorenzo, porque lo agarró en el momento que estábamos haciendo cuentas para no irnos al descenso y junto a un montón de pibes surgidos de las inferiores, nos clasificamos primero a la Copa Sudamerica y la jugamos la temporada anterior y en la actual vamos a volver a disputar la Copa Libertadores. ¿Vos opinás lo mismo?
-Seguro. Otro entrenador ya no seguiría en San Lorenzo o estaría mucho más cuestionado con este presente. El exilio a Insua lo hizo sabio, porque volvió siendo un hábil declarante que antes no era. Y a mí me parece que la distancia que él puso con el fútbol argentino, le hizo muy bien porque lo hizo madurar muchísimo. Él viene haciendo un muy buen trabajo con lo que tiene. También es cierto que el umbral de tolerancia de los hinchas está cada vez más bajo. Pero también, por otro lado, yo creo que el fútbol tiene que ser situacional, no histórico emocional, porque con ese criterio pediríamos al Sapo villar que vuelva, ¿me entendés? Entonces a mí me parece que hay ídolos por ejemplo, yo estoy en contra de esto, de esta cosa del ídolo en la cancha, viste por ejemplo Blandi, o sea a Blandi había que agradecerle y hasta hacerle una estatua si quieren, pero afuera de la cancha.
-¿O como la última época de Ortigoza como jugador que no estaba para rendir físicamente por el ritmo y la fricción con la que juega en el fútbol argentino? Nadie te regala un metro y ya no respetan a las trayectorias de ciertos futbolistas.
-Por supuesto. Y a mí me parece que ahí hay una falsa humildad, donde el ídolo se termina martillando el pie, ¿me entendés? Porque el ídolo tiene que tener, como ídolo, el tiempo necesario para decir hasta acá llegué y no estar robando un año en un banco de suplente. Porque si querés robar en un banco, andá a robar algún Banco de capitales extranjeros, no en nuestro club. Y lo de Insua me parece que es un tipo muy paciente, que a mi entender me parece que tal vez le falte un poco más de charla individual con los jugadores, porque yo ya he escuchado que muchos jugadores dijeron: “no, yo no hablé con él”, cuando los sacaba del equipo titular o no los ponía ante el nivel bajo de otro. Sin embargo, más alá de ciertas críticas puntuales, es cuervo. Tiene clarísimo lo que es el club, lo conoce de pe a pa, y a mí me parece que es el técnico que necesitábamos, y es el técnico que necesitamos, hasta que los resultados, como en el fútbol, van a dictaminar si sigue mucho tiempo o si tiene fecha de vencimiento.
-Te cambio de tema, ¿estás a favor de una mayor inclusión de la psicología en el fútbol? O sea tener un área exclusiva con un director y varios profesionales para que estén cada uno o una en cada categoría desde la más chica hasta la Primera División?
-Sí, por supuesto. Más en las inferiores que no se ve tanto como en el equipo profesional. En las inferiores y en el retiro. O sea, de los 20 a los 30, tiene que jugar porque ahí manda el cuerpo. Pero en las inferiores y en el retiro, o sea, de los treinta y pico para arriba, ya el cuerpo tiene otro protagonismo a la hora de iniciarse por un lado o retirarse por el otro, es fundamental el trabajo de la psicología en las inferiores y cuando los futbolistas terminan sus carreras.
-¿Cómo crees que se gestó el tema de que la hinchada de San Lorenzo es reconocida no solo acá en la Argentina, sino mundialmente como la hinchada más creativa en sus canciones? Porque la realidad es que yo me acuerdo que en el 74 cantábamos eso de “no tenemos delanteros, no tenemos defensores, no tenemos un carajo, pero igual somos campeones”.
-Era otra época también de las canciones en el fútbol, ¿no? De algún lado salió esa idea de cantar esa canción. Hoy está todo más en las redes sociales, pero yo me acuerdo que en la hinchada nos daban los papelitos con la letra. Había una organización al respecto. A mí me parece que la hinchada de San Lorenzo es creativa porque siempre fue muy organizada. Vertical, ¿no? Verticalista. Por otro lado, yo creo que una hinchada horizontal no puede ser organizada. Siempre fue muy organizada y estuvo buenísimo porque de ahí nació esa creatividad. En ese sentido, nuestra hinchada es un poco oriental. Viste que hay un haiku que dice: “hoy me levanté y estoy muerto ya no me importa más nada”, algo así como diciendo todo lo que viene es afano en el buen sentido de la palabra. Entonces nosotros, como ya sabemos que podemos llegar a sufrir, ya estamos liberados del exitismo y del triunfo. Y eso es lo que nos permite ser creativos. Claro. Vos viste que, en general, las masas populares son mucho más creativas que los empresarios. Los empresarios son creativos para hacer plata, pero las masas populares son los generadores de cultura.
-¿Crees que el fútbol, más allá del tema de que quieran imponer las sociedades anónimas, no está ya gerenciado por abajo? Por los negocios turbios, la falta de trasparencia en la venta y compra de jugadores, por los representantes con tanta influencia que buscan a pibes de 12 o 14 años para llevarlos a Europa en un arreglo con su familia o que presionan mucho a la hora de firmar el primer contrato y una cláusula de rescisión millonaria para cuando lleguen las grandes ofertas de los clubes más poderosos del exterior.
-Eso está instalado, y contra eso, viste, qué sé yo, Es muy difícil no dejar la puerta entreabierta para que un representante se meta. Tenés que tener una autodeterminación y una espalda enorme y te tiene que ir bien, porque vos podés negociar club a club, pero si te va mal se complica. No sé si son más necesarios los representantes, pero lo que sí te digo es que por un lado dicen que no a las privatizaciones en los clubes, y por el otro lado dejan la puerta entreabierta como para que se vayan metiendo es una sociedad anónima y en un gerenciamiento de hecho. Ahora, por otro lado, ser socio. Sí, es pagar para ayudar al club e ir a ver cualquier actividad deportiva o disfrutar de sus instalaciones. Pero, ¿qué nos garantiza? Porque vos me decís, nosotros sacamos a la dirigencia anterior, nos comimos la del año pasado que nos suspendieron las elecciones, entonces digamos, somos socios del club, tenemos votos, ¿pero hasta adonde? No somos los dueños del club como tendría que ser en una sociedad así. Ahora se está armando la defensoría del socio, entonces ahí me parece que por ese lado puede empezar a funcionar.
-¿Cómo creés que es la influencia de las redes sociales en los futbolistas, en los entrenadores, en todo lo que rodea al fútbol?
-Yo creo que la única red que le tiene que interesar a los jugadores es la del arco. Y las redes sociales me parece que son una trampa. Sí es una trampa, es una fake. Las redes sociales están haciendo mierda eso, digamos, ¿viste? Claro. Entonces, a mí me parece que los jugadores que están pendientes de eso no están entendiendo cómo es la realidad del fútbol en la actualidad. La dirigencia anterior no permitía que los jugadores den notas. Y eso se resuelve yendo a hablar con el jugador. Viste, decir, che, loco, ¿qué onda con esto? No es un trascendido. Viste, como decían antes, es un trascendido. Con eso se mata la red. Claro, como que queda todo adentro. Entonces me parece que siempre es mejor hablar que callarte, porque la red es pura conjetura. Imaginate que el hincha que por ahí no tiene el día a día del club se come una noticia falsa respecto a la profesionalidad y el cuidado personal de un deportista de élite de su club. Eso se soluciona con un aceitado mecanismo de información.
El guitarrista y cantante de Pez cumple cuarenta años como músico y nos cuenta como lo vive en una entrevista exclusiva con Pogo de Rock. “La idea es que siga significando algo subirse al escenario, que no sea una obra de teatro, una representación. Que no sea algo como si te fuera una máquina que subiese y al tocar un chip. tocás”, afirma el ex integrante de Los Fabulosos Cadillacs. A Minimal se le juntan todas las sensaciones porque este fin de semana, junto a su banda, tocan para festejar sus treinta años. La cita es este sábado 16 de diciembre en Vorterix.
Por Gabriel Casas
Ariel Minimal no anda con vueltas por la vida. Cuando le escribí por whatsapp para arreglar la entrevista, me respondió: “mañana a la tarde paso por tu casa y la hacemos”. Obvio que su relación de amistad con mis hermanos hizo que todo fuera sencillo y además la cercanía desde su casa a la nuestra haya sido el incentivo perfecto. Le hice el chamuyo de que la hacíamos en un ratito y estuvo contándome durante más de media hora como es eso de ser un laburante de la música y a la vez no perder el disfrute que le provoca todavía subirse al escenario.
¿Qué sensación te sigue provocando la música antes de salir a tocar? ¿Hay nervios después de tantos años de carrera o ya es algo tan natural que sabés que saldrá todo como lo sentís o como ustedes lo preveen?
No, primero que cada show es diferente. No es siempre la misma sensación. Hay como una ansiedad y una cosa del escenario, pero hay shows que son a las 21, hay shows en algunos lugares que tenemos que tocar a las dos o tres de la madrugada y estás dormido. Hay como un montón de situaciones diferentes, diferentes conciertos, pero sí me sigue provocando una ansiedad. La idea es que siga significando algo subirse al escenario, que no sea una obra de teatro, una representación. Que no sea algo como si fuera una máquina que subiese y tocás un chip y tocás. A mí me gusta cuando no es una representación, cuando realmente está pasando eso en el momento. Y bueno, se apunta a eso, pero no siempre tampoco. Con Pez llevamos 30 años. En 30 años te pasa de todo, todo fluctúa, no es lo mismo. Hay shows que son gloriosos, hay shows que no son tan gloriosos. Hay situaciones internas que están bien, otras que están re mal, pero siempre tenés que salir a tocar. Y bueno, eso hace que cada show también sea diferente, que sea un momento real.
¿Sabés por qué lo pensaba esto? No solo por ustedes, por Pez, porque ya hace 30 años que están en carrera. A veces veo imágenes antes de los partidos de la Champions, de cosas del Barcelona, mismo a Messi lo seguía siempre, ¿viste? Messi vomitaba antes de salir a jugar. O sea que el tipo tiene una procesión interna de muchos nervios. Quizás lógico, porque al futbolista también le produce un cosquilleo, sea el partido con quien sea. ¿Ante cada show, vos seguís teniendo esos nervios como si fuera el primero?
Sí, sí, el miedo escénico no se termina nunca. Para mí, no se termina nunca. Siempre estoy al borde de olvidarme la palabra que viene, que tengo que cantar, o el acorde que sigue. Siempre estoy como un malabarista de esquina, ¿viste? Con tres, cuatro bolas a la vez, tratando de atajar todo, la guitarra, cantar la letra. Eso requiere una tensión, creo que es algo medio como instintivo, no sé cómo explicarlo. Porque de lo contrario, si te pones a pensar qué es lo que sigue, te paralizás, ¿entendés? Es muy fácil que ocurra eso. Entonces hay que lograr cierta cosa, como un poco de instinto animal, ¿viste? Como, no, ¿qué sigue? No sé, ya, va. Mi lengua lo va a decir, mi lengua va a decir la letra y mis dedos van a tocar lo que tenga que ser. Hay otros que no, hay otros que luchás y lo sacás adelante, y hay otros que luchás durante todo el concierto. Sí, son diferentes acercamientos a un show. La misma canción la podés tocar luchando en un show, tratando por hacer llevar algo que no está funcionando bien desde el sonido, desde el audio, desde el feeling con la gente, no sé qué. Y el show lo llevas adelante igual. Y hay otro que estás súper cómodo, relajado, expandiéndote. A lo largo del tiempo, tenés diferentes tipos de conciertos. Pero está bueno eso, lo mismo que te dije antes, para mí lo importante es ser consecuente con el momento, con lo que está pasando en ese momento, estar ahí, estar ahí presente y no ser una carga. Y no actuar de peso, no decir, bueno, a ver, que no sea una representación, como que realmente estemos sintiendo en el momento lo que estamos haciendo, pasarla bien, disfrutar, tratar de conectar entre nosotros, si podemos con la audiencia.
-¿Te pasaba seguido?
Sí, obvio. Y algún momento te pasa de decirte, «me quiero ir a la mierda, no sé, hoy estoy mal, no me banco». Solamente que tengo un problema físico. Nada más. He abandonado escenarios por problemas físicos, mal timming. Claro. En realidad es un lugar donde, después de tantos años, he logrado estar cómodo en el escenario. Es un lugar donde estoy cómodo, estoy tranquilo, ahí no me corre nadie.
¿Por qué crees que te llevó tanto tiempo sentirte tan cómodo? ¿O nunca lo terminás de descubrir?
No, creo que nunca terminé de descubrir el asunto del escenario. Es la relación tuya con el escenario, con el ser visto, ponerte ahí para que te miren y eso, cuando es un lugar especial, no depende de lo que quieras, pero puede ser muy incómodo también. Vos estás ahí expuesto, te preparás para que te miren todos. Por eso con los años aprendí a relajarme y a entender qué es lo que estoy haciendo yo en ese lugar, más allá de la mirada, de todo lo que hay abajo.
-Vos empezaste tocando en una banda que hacía punk. Cuando yo iba a ver a Sumo una vez lo escupieron a Luca en Obras, en Llegando los Monos, y Luca se bajó, se peleó con el chabón, primero le dijo que no lo escupiera, como el chabón lo siguió escupiendo, se bajó del escenario, en ese momento no había mucha seguridad para Sumo, se peleó con el chabón, volvió y siguió cantando y lo insultaba mientras cantaba. ¿Te pasó algo parecido en tus comienzos?
No, en realidad yo tenía como un ida y vuelta con el público, si alguno me decía algo decía, pará, ¿qué gordo? Gordo mi choto, le decía, no, ¿qué te pasa, boludo? ¿De qué me hablás? Pero no, problemas serios no.
-¿Los músicos sienten la necesidad de mandar un mensaje con sus letras o eso es una cuestión de egos?
Egos. Hay músicos que dicen, con esta letra, estoy mandando un mensaje no sé, subliminal o lo que sea. Hay una comunicación, con la letra, siempre. Hables de lo que sea, estás comunicando algo. Y del otro lado va a haber un receptor. Y ahí entra. El chiste es ahí porque uno emite, pero el que recibe andá a saber qué carajo recibe. Cada uno tiene un decodificador diferente. Entonces muchas veces lo que vos estás tratando de expresar, el otro lo recibe de otro modo. Cuando es algo tan sutil y tan poco lineal y claro, no puede existir esa diferencia en la comunicación. Pero bueno, el arte también va por ahí. Por lo menos es lo que más me interesa a mí, que no es tan obvio o panfletista. No, yo digo que hay músicos que dicen este tema va a ser un himno para mí. Y capaz que la gente lo recibe. O el ejemplo de Los Redondos. Cada una de las letras del Indio. Yo he escuchado 15 personas que dicen diferentes cosas sobre un mismo tema. Es lo que decías recién. Vos querés contar algo, porque es obvio. El que recibe toma lo que quiere, lo que le toca.
-¿Pez es la banda que siempre soñaste con tener o con ser parte?
No sé si alguna vez soñé algo. Sí me acuerdo cuando empecé Pez, que ya está, no quiero, yo ya había pasado por un par de bandas y siempre estaba empezando de vuelta. Tenía una banda, tenía dos años, me separaba, empezaba otra, dos años. Cuando empecé Pez, dije, ya está. Haga lo que haga, va a ser Pez, porque si no estoy todo el tiempo empezando de vuelta. Ese fue el único plan que hubo. Es una situación orgánica, es un ente con vida propia. Tuvo diferentes personas que se unieron a la banda a lo largo de los 30 años y si sumamos a todos los músicos, seríamos unos trece o catorce, no sé. Entonces es algo medio orgánico. En diferentes momentos tuvo diferentes formas, hablaba de diferentes cosas, sonaba de diferente modo. Así que no, soñar no lo soñé nunca, pero yo sabía que quería tocar toda la vida, siempre quise tocar la guitarra y cantar. Y me pasó esto. Esta es mi estación final. Con este grupo, quiero que sea, no sé si estación final, pero quiero que este grupo sea para largo. Es que fue una idea, primero desde lo práctico. Quería que algo vaya creciendo. Aunque cambie de personal, de forma, de sonido. Nos terminó pasando eso. Fue algo diseñado que la banda sea así. Y aparte, a ver, aunque es lógico que es un trabajo. La música es tu placer, pero también es lo que te da de comer. Estás de gira.
-¿Cómo es la historia? ¿Hay que tomarlo como un trabajo todo el tiempo o cuando es necesario?
Nada más cuando es necesario porque si no te come el gorro, ¿no? Es que es todo parte de lo mismo. Uno hace esto porque ama hacerlo, porque necesita hacerlo. Nosotros a veces vamos a los shows, vamos manejando en dos autos, hasta allá, cargamos las cosas. No es una situación rockstar. Y son las dos cosas. Es el deseo, es lo que queremos hacer, lo que siempre quisimos hacer, que es tocar en cualquier lugar, ir y tocar, lugares que no fuimos nunca, ir y tocar. Y a la vez te estás durmiendo en un hotel, te tenés que despertar a las siete y media de la mañana, que seguís viaje para otro lado. Es un laburo también. Hay que tomarlo como un laburo y con la responsabilidad de un laburo. Es todo. Yo siempre lo que aspiré es a que sea todo. Hago música porque quiero y para hacerla tengo que salir a tocar, trabajar y lograr que eso sea un trabajo y sea un sustento para mí para poder seguir haciéndolo. Es toda una rueda. Y te sigue encantando salir de gira. No te estoy diciendo de tocar en lugares por acá, sino a la ruta y vamos. Obviamente, me sigue encantando ir a tocar en todos los lugares, tocar en diferentes lugares, para diferentes personas, ver caras nuevas.
-¿Qué es lo mejor y lo peor de ser músico?
Lo mejor supongo que es cierto momento en el cual podés ser consciente. Es difícil explicarlo. Algunos momentos en los cuales logro ser consciente. Solo en algunos momentos logro ser consciente de que estoy ahí en plan antena. De que no estoy yo siendo algo, sino que hay algo que pasa a través de mí, se conduce, se manifiesta, suena, toca, canta y dice de algún modo.
-Pero la pregunta era: ¿eso es lo mejor o lo peor?
Cuando me doy cuenta, cuando fluye, cuando estás cómodo y fluye, no hay una cuestión intelectual tuya por medio, sino que estás tocando y la conexión con compañeros de banda. Ahí ya es algo más lo que hace cada uno. Se está pasando algo nuevo. Esos son los mejores. Y lo peor es que comemos muy mal los músicos. Comemos siempre pizza. Necesitamos un cambio de menú con los músicos. En los lugares donde se come mejor comida. O incorporar un nutricionista a la banda. Que nos den alguna otra opción, por favor. Ahí tocaste un tema que me interesa. Porque hay muchos lugares ahora que yo voy, de hecho, a un lugar que es para que los músicos toquen, pero en realidad el verdadero negocio se lo lleva el lugar. Y los músicos tienen que llevar la gente y todo. Según el lugar, la noche es tremenda. La noche, todo tiene que ver con la venta de alcohol. Y los lugares se mueven para eso. Después lo otro es para que vengan hasta acá, hacemos que toquen unos. Y la gente cuando viene acá, escabia. Pasa por ahí. El tema es cuando quieren morder demasiado de la cultura del músico. Ellos no reparten lo que genera la venta de alcohol con el artista. Pero a veces comen demasiado del porcentaje del show. Hay de todo. Yo vendí entradas con mi primera banda llamada Descontrol. Participamos de un festival en 1987 que se llamaba Subterrock. Lo hacían en Paladium. Y nos hacían vender entradas para tocar. Y lo hicimos. Esa vez sola lo hicimos. Y yo estaba disconforme con la situación. Y me acuerdo de hablar con los pibes y decirles: loco, nunca más. No se paga para tocar. Y nunca más, obviamente. Después, tras cuarenta años, sigo siendo mi propio productor. Tengo que alquilar un teatro, alquilar las luces, alquilar un montón de cosas. Si la gente viene, la recupero y gano plata. Si no viene, estoy pagando para tocar. Entonces, a veces es relativo.
¿Es un orgullo haber sido parte de Los Fabulosos Cadillacs? ¿O a esta altura te jode que te pregunten por eso?
No, no, no. Es un orgullo. Estuvo buenísimo. Quedaron esos discos. Fue una época interesante, una época divertida de la banda. Y quedó registrado ahí. Y estuvo bárbaro. Yo tengo buenos recuerdos de la experiencia. Al contrario. Es una banda muy popular, hay un montón de gente que seguramente me conoció como personaje, como guitarrista, obviamente, por tocar en los Cadillacs. Así que agradecido siempre a la situación esa que se dio en ese momento. Genial.
-En Wikipedia, porque te dije que te investigué, cuando se pone tu nombre aparece que sos tenor. ¿Te hace pensar? ¿Sabías eso?
Lo había leído también. La pucha, tenor. No, habrá un rango. Minimal y Domingo, Carreras, ¿no?, jaja. ¿Sabés qué pasa? Es tu tono de voz. Quizás vos también seas tenor. Ah, no lo sé. ¿Entendés lo que digo? Es un registro vocal, sí. Eso lo sé. Los diferentes registros de las mujeres tienen un nombre y ya cuando entran en el terreno de las voces masculinas tienen otros diferentes rangos. Y tenor es un rango, es que la voz va de acá hasta acá. Sí, hasta donde llegás. Es eso, no hablas de ningún tipo de destreza para el cantar. Pero la verdad me llamó la atención. Claro, porque dice tenor. Alguien puso eso, es un delirio.
-¿Los músicos tienen que tener una posición política?
Nadie está obligado a nada, ni el músico ni nadie tiene por qué tener una posición política. Hay gente que le interesa eso, que toma posiciones, y otra, enuncia y obra desde ese lugar. Hay gente que no, que no toma posiciones políticas. Lo que pasa es que también una posición política es un modo de hacer las cosas, es un modo de comunicarse con el otro. Yo que sé, todos de algún modo tenemos una cuestión política, pero ya en plan más estructural y demás no es necesario, ni un músico ni nadie que tenga que tener un pensamiento político.
Aparte eso te puede jugar a favor o en contra. Más en contra quizás que a favor.
Nadie está obligado. Es eso. Después sí, hay un montón de gente que adhiere a cierto grupo de ideas, que son las que están vigentes en cada momento. Y bueno, unos lo ponemos acá, otros lo ponemos allá, decimos cosas. Funciona por ahí, pero no es obligatorio, me parece.
-¿Alguna vez pensaste o dijiste no toco más y enseguida te diste cuenta de que vas a seguir tocando hasta que te lleve la parca?
No toco más, no. No lo dije nunca me parece. Sí, hay como una fantasía de decir no toco nunca más, vendo hasta el último pedal que tengo y me pongo una cortadora de fiambre ahí en un lugar, no sé. Está como esa fantasía, pero nunca me ha ocurrido hasta ahora. Me sigue interesando. Lo que me sigue divirtiendo es que no conozco demasiado otras cosas, soy básicamente el mismo desde que tengo quince años. Hago lo mismo, toco la guitarra, hago canciones y salgo a cantar por ahí. No conozco otras cosas y me sigue gustando esto que hago. Entonces no tengo pensamiento diciendo que tengo que hacer otra cosa, tengo que cambiar o dejar de hacer esto.
-¿Qué significó para vos tocar con Litto Nebbia? ¿Creías que un pionero del rock nacional te iba a convocar para ir a tocar con él?
No, la verdad que no. Siempre recuerdo un show que hicimos con Litto en que el baterista que tocaba con él en esa época, el Negro Colombres, no pudo venir, y vino a hacer el show Rodolfo García, que era el baterista de Almendra. En ese show me acuerdo de estar tocando, y estaba Nebbia, atrás estaba Rodolfo García, y toqué todo un concierto, y no lo podía creer, estaba flasheado. Realmente, ese día, era un show, no sé si en un casino, en un lugar de la Patagonia. No lo imaginé, cuando ocurrió, ocurrió de un modo tan natural, de modo en que nos conocimos y pegamos onda con Nebbia. Hasta el día de hoy seguimos tocando juntos, me sigue convocando para algunos eventos, para algunos discos, y yo siempre agradecido, me gusta mucho su música, y nada, es buena onda, la pasamos bien.
-Y dentro del ambiente musical, ¿Al nivel de quién está Nebbia, por ejemplo? ¿Al nivel de Charly, Spinetta, los más grosos?
Yo no voy por ahí. Digo, porque no tengo una experiencia, no tengo una escalera, ni un ranking. Eso no me interesa, pero me parece que está claro que Nebbia, desde el principio, dejó la vara siempre muy alta, y siempre moviéndose, siempre haciendo. Fue el primero en salirse de lo establecido. Tocando con Los Gatos era súper exitoso, y empieza a hacer otra música, juntarse con folckloristas, juntarse con músicos de jazz. Buscar música por un montón de lados, pasarla por su tamiz, la música de la bossa nova brasilera, la música que le gustaba a él de Inglaterra de los sesenta. Entonces, un montón de música, también a lo largo de los años, la tamizó. A mí no me interesa la cuestión. Para mí es el más groso, pero hay un montón de músicos grosos. Eso, lo bueno, lo lindo es eso, pero no es como Huracán, que tengo que ser de Huracán y no puedo ser de otro, ¿entendés? Yo disfruto de la música de Nebbia y disfruto de la música de Miguel Mateos, de la música de Javier Martínez, de la música de quien sea, me gustan todos, no pasa nada. Me parece que hay que salir de la cuestión esa de o una cosa o la otra. Litto hace muchísimos años que es un artista independiente. Ahí está. Y ahí hay una cuestión también, ¿no? De dónde se pone, dónde se alumbra y dónde no se alumbra. Pero el tipo estuvo trabajando siempre y siempre está sacando, no solamente una cantidad de discos de su música propia, sino sacando todo el tiempo discos de otros artistas, con su sello Melopea. Me parece que la relación de, no sé, la cultura argentina de los últimos cincuenta años, que esté siempre presente de un modo. Activo y relevante, viste, es notable. No me parece que sea moco de pavo. Charly, Spinetta y Cerati son artistas más populares. Y aparte de los tipos que, mismo los que nombraste, Charly se saca el sombrero ante Litto. Todos. El puntapié inicial de Los Gatos fue algo descomunal. No podés dejar eso de lado.
-Empezaste en 1985 con la banda Descontrol. ¿Sos consciente de que en un par de años se cumplen cuarenta en un escenario por primera vez?
Es tremendo para cualquier carrera. No solo para un músico. Hay carreras que no podés eso. Capaz que es cambiar, no usar la palabra carrera para esto, sino como forma de vida. Es lo que hago yo. Lo que pasa es que es inevitable. Evidentemente me gusta hacer esto que hago. Me sigue produciendo placer. Adrenalina, melatonina, no sé. Algo me produce que mi cerebro quiera seguir haciendo eso, que siga pensando una canción nueva, que siga pensando cómo se puede llamar el próximo disco. No sé. A mí, la verdad, me enorgullecería. En el sentido no del ego. Decir, ¿cómo banqué tanto tiempo? No pensás que son cuarenta años. Fue toda la vida. Y ojalá sea lo que quede de vida también hacer esto, porque es lo que nos gusta hacer.
-Y encima sos joven. Porque con cuarenta años de músico, pensás en un tipo que tiene sesenta o setenta…
Es que empecé desde muy pendejo.
-¿Y por qué tan de pendejo? ¿Qué fue? ¿Te gustaba ya de movida?
Aparte es justo de los ochenta. Si en los ochenta no te gustaba el rock and roll, te gustaba el punk rock. Tenía 15 años y había descubierto el punk rock. Y estaba prendido fuego. Y me divertía juntarme con un par de amigos del barrio y otro chabón que le gustaba el punk rock que habíamos conocido y formamos una banda.
-¿Y estudiaste música o fue directo?
No, yo aprendí guitarra. Aprendí desde los nueve a los doce años. Con un profesor del barrio. Creo que era un gran guitarrista y un buen docente. Aprendí los movimientos básicos para tocar la guitarra. Y después siempre lo que me interesó fue sacar cosas que tocaban otros e inventar canciones. Jugar, inventar canciones, armar cosas. Y nada, desde los 9 años que toco la guitarra.
-Justo dijiste eso de que te gustaba sacar cosas que hacía Litto. ¿Te gusta hacer covers de otras bandas o con la propia versión de ustedes?
Yo no lo había hecho nunca. Y lo hicimos con Pez en los últimos cinco o seis años. De repente empezamos a tocar en vivo alguna canción de alguno que nos gustaba y no la repetíamos. La tocábamos esa noche y ya estaba. Pero quedaba grabada, quedaba ahí. Y después un día nos metimos al estudio y empezamos a hacer versiones de temas. Sacamos un disco que se llama Banda de Covers del año 2019, si no me equivoco. Sí. 2018 o 2019. Hay como diez covers de rock nacional. Y después también esta Banda de Covers en vivo, que hay como 6 o 8 temas también de rock nacional de otros artistas en vivo. Pero es algo que no habíamos hecho nunca. Recién a los 25 años de banda dijimos, vamos a tocar los temas de él. Fue algo por placer propio. Algo que disfrutábamos hacer.
-¿Y se sintió bien?
Sí, relindo. Y está re bueno el disco. Hay un montón de covers. De Charly, de Spinetta, de Manal, de lo que quieras. De Miguel Mateos, de Nebbia, de Sumo, de Los Pillos, de Los Vigiladores. Es como más Mr. Red.
-¿Creés que de los músicos sale lo mejor artísticamente cuando están en una época de reviente o eso es un mito con ciertos artistas populares?
No solo esto que decís vos, sino que hay también como una creencia de que las mejores composiciones son cuando el músico está deprimido. Como que si estás alegre no tenés nada para contar. Claro, si no te querés tomar algo con tu novia, no sirve. Ahora, si estás pasándola mal y no sé qué, bueno, ahí podemos comunicarnos. No sé si es tan así, yo no lo veo así. Para mí lo de la música es tan intuitivo y tan de algún modo que tiene que ver con el azar, con mucho entrenamiento de lo que uno hace para hacerlo bien. Y después hay una cuota grande de azar y de inspiración momentánea y de lo que sea.
-Ricardo Mollo dijo en algún momento que basta con eso de que hay que estar reventado para que todos piensen que ahí te llegue la inspiración y sale lo mejor tuyo. Y que no es así, sino al contrario.
La inspiración es mucho ya. Es la famosa frase, la inspiración la tenés que agarrar trabajando. Tenés que estar haciendo lo que haces. Y después, bueno, si en algún momento pinta una idea que te gusta, capaz, ¿entendés? O que le gusta a alguien más, que uno te había dado cuenta y además te dice ¡Che, eso está buenísimo! No sé.
-Bueno, Minimal, para terminar. A esta altura, ¿pensás que tenés algo pendiente con la música? ¿Pensás que todavía querés hacer algo diferente?
En un momento decís, bueno, chau, ya está. Con Pez, está. Yo pensaba que Pez iba a ser hasta el final, pero ahora no. Siempre me parece que el chiste es ese, buscar algo que nos mantenga interesados en hacer. Siempre hay un disco nuevo por hacerse, una canción. Hacer algo musicalmente que no hayamos hecho antes. Lo mismo en cuanto a la banda que gira y que toca, ir a tocar a lugares que nunca fuimos. Siempre hay cosas por hacer. La verdad que no… No me doy por hecho. Pienso que me gustaría tocar hasta el final. Después veremos qué pasa, cómo será, pero es algo del día a día. Me gusta esta situación de hacer canciones, de imaginar canciones. Mi imaginación y mi forma tiene que ver con la época en la cual yo me moldeé, ¿no? En los años setenta y ochenta, que fueron la época de mi niñez y adolescencia. Entonces me interesa todavía hacer canciones, tener una banda de rock, pensar en cómo va a ser la etapa del disco, pensar en las letras. Me sigue pareciendo interesante hacer eso. Mientras me siga pasando eso, voy a seguir haciéndolo.
Me quedó una preguna en el tintero. La relación de ustedes con los periodistas de música. ¿Cómo la llevaste?
-Siempre me llevé bien con todo el mundo. Al ser un artista independiente, la gran mayoría de las veces, yo lo llamaba por teléfono pidiendo la nota. Che, me hacés una nota en tal lugar, que toco en tal lado, que saco el disco, te puedo llevar el disco para que lo escuches. Llevamos la foto, todo. Así que yo estaba llamando por teléfono, pidiéndole la nota. Ya desde esa posición, está todo bien, buena onda. Y esa fue la relación desde siempre, no sé, en su momento, con Mario Pergolini en los programas de radio que tenía. Recién ahora, laburo después de un montón de años con un agente de prensa, con Paula Alberti, que es una divina y que se encarga de todo lo que tenga que ver la prensa nuestra. Pero durante 25 años, llamaba yo a los lugares, y decía, loco, da para que les haga una reseña en tal lado. Sí, dale, bueno. Eso después ya empezó solo, cuando la banda fue creciendo, ya los medios estaban pendientes de nuestro lanzamiento. Ya nos llamaban y nos decían, che, querés hacer una nota acá, querés hacer una nota allá, y obviamente íbamos y hacíamos todas las notas. Siempre fue buena la relación.
Son pocas las entrevistas que da Carlos «El Indio» Solari. En esta oportunidad dialogó con el programa que la agrupación La Garganta Poderosa realiza en la señal de radio pública Nacional Rock.
Aseguró que continúa en actividad y en un momento prolífico de composición musical para sus bandas, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado y El míster y los marsupiales extintos, y que en esta etapa se ha «liberado del corset que tanto el rock como el blues tienen».
«Como estoy prácticamente en un claustro tengo montones de canciones que tienen distintas características, puede ser electrónica como una chacarera blusera. A mí me gusta patear el tablero y arrancar con novedades, darle originalidad a la gente y no seguir trabajando de los Redonditos toda la vida, haciendo rocanroles básicos, que estaba todo muy bien, pero necesitaba aggiornarme con la nueva generación, que trabaja con texturas«, contó Solari.
En ese sentido, el artista adelantó que «hay canciones nuevas no solo para los Marsupiales, que van a sacar algunos más, pero también para los Fundamentalistas y para ‘El cantante tímido'», en referencia al seudónimo bajo el que publica canciones en redes y en formato solista: «Lo empecé bromeando, pero resulta que hay mucha gente que reclama que presente más temas, así que vamos a hacer canciones para todos», agregó.
Como es usual en sus últimas apariciones con la prensa, el Indio no evadió cuestiones de la política, en esta ocasión sobre la relación entre el activismo y el arte: «El artista se tiene que manifestar a través de su obra, y en el estilo está su exposición artística a la sociedad. Cuando el artista milita transforma su obra en panfleto, y eso no es rico para nadie. No debe militar, porque inmediatamente tiñe su obra de algo«, consideró.
«Pero independientemente de que no milite una ideología formal, el artista tiene que ponerse de pie y decir ‘yo estoy hablando desde aquí’. Coincido con los movimientos populares, con todo lo que es el socialismo hasta la izquierda, la izquierda peronista y el peronismo, todo lo que no se trata de tiranías masónicas. Es mi atención la gente que está viviendo mal, los desposeídos, los desangelados», siguió el exlíder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Además, el Indio compartió su lectura del escenario político y del alza de figuras de ultraderecha: «La culpa no la tiene el chancho sino el que le da de comer. El contrincante es una locura, un disparate fascista para esta época, y hay gente que se deja llevar por esas ideas, por ese estilo de vida, de robar y negarlo y trasladarle los problemas al que está en la opinión opuesta», reflexionó.
«No estamos todos locos, algunos sí, pero no damos cuenta de cómo la gente es tan ingenua. Son muy dañinos, la derecha está avanzando en todo el mundo, no tienen doctrina, son bucaneros, y están pendientes de qué es lo que pueden hacer para poder llevarse miles de millones de dólares, que más de una vez han desaparecido y no se sabe dónde están», sostuvo.
Y en esa línea, lanzó: «La Justicia es un disparate, todo lo que sucede. Se autonombran en cargos definitivos, tienen un régimen de amparo social parecido al que tenían las cortes imperiales, de los reyes. Son un grupo privilegiado con una dispensa de dinero inmensa, que ya no sirve. Para la vida no se necesita, sino para tener un poder. La ambición no se trata de vivir bien, sino de poder».
Solari -que está alejado de los escenarios desde 2016, cuando reveló que padece Mal de Parkinson- también tocó puntos como la política de consumo de estupefacientes, los reclamos salariales de las cocineras comunitarias y hasta los movimientos conservacionistas, y se tomó unos minutos para delinear un mensaje dirigido a las juventudes.
«No sirvo mucho para aconsejar, tengo los mismos defectos y me equivoco como cualquiera en el llano, no tiene mucho sentido que yo aconseje sobre cosas que no domino. Creo que en los jóvenes hay más información en sus nervios sobre el futuro, que en un tipo de mi edad. Yo confío en la juventud, es heroica, tiene fortaleza y es virtuosa, que es lo que yo estoy señalando desde hace un tiempo, y en mis últimas canciones hablo de eso», comenzó.
«Lo único que les digo es que traten de entender cuando se cruzan con una personalidad, un político, un artista o lo que fuere, que tiene como bandera la honestidad y alguna que otra virtud aprendida para tener una elegancia del espíritu, y poder verse en el espejo todos los días y dormir tranquilo, y que uno esté preocupado por las cosas por las que vale la pena preocuparse», continuó el músico.
Por eso, advirtió que las nuevas generaciones «tienen una tarea muy grande, porque no hay recursos para hacer una vida digna»: «Si vos tenés un taxista que tiene el culo 12 horas arriba del taxi para que le rinda, ¿quién va a pretender que cuando pare a comprarse un pancho de almuerzo lea a Foucaut? Hay una deuda cultural que hace que la gente sea muy inocente, y estos son tipos que están preparados todos en las mismas academias de Estados Unidos, que piensan igual que Cavallo y Martínez de Hoz, en el neoliberalismo, que promete el derrame de la riqueza y la buenaventura».
«No creo en eso, les diría que traten de sondear cuando alguien levanta la cabeza por sobre los demás, si tiene una capacidad honesta para liderar, para cumplir algún tipo de misión. Todo el mundo sabe qué es ser honesto, compasivo. Ojalá en algún momento pudiéramos lograr una ciudadanía así, y que los poderosos entiendan que hay que vivir y dejar vivir», concluyó Solari.