El Masters of Rock 2025 vivió un giro inesperado cuando Scorpions debió cancelar su presentación por una laringitis que afectó a Klaus Meine. Pero el vacío no duró mucho: Judas Priest tomó el centro de la escena en Tecnópolis con un set extendido y una actuación demoledora.
Detrás de una cortina adornada con frases icónicas del género, Rob Halford, Ian Hill, Scott Travis, Andy Sneap y Richie Faulkner desplegaron pura potencia. Sin respiro, encadenaron clásicos como You’ve Got Another Thing Comin’, Rapid Fire y Breaking the Law, con un Halford en estado de gracia a sus 73 años.
El repertorio incluyó joyas de diez de sus veinte discos, con paradas en himnos como Riding on the Wind, Love Bites, Saints in Hell y Sinner. Antes de interpretar Invincible Shield, Halford recordó casi toda su discografía, omitiendo solamente los trabajos de la era Tim “Ripper” Owens.
Para el cierre, tres golpes certeros: Electric Eye, Hell Bent for Leather y Living After Midnight, coronando una jornada épica.
Fito Paez hizo vibrar el Zócalo de la Ciudad de México en una noche histórica que quedará grabada en la memoria de los presentes. Ante más de 80.000 espectadores que se congregaron desde tempranas horas del sábado, el icónico cantautor argentino brindó un espectáculo inolvidable en el corazón de la capital mexicana.
Eran las 8 de la noche cuando Fito tomó el escenario. La euforia de la multitud fue inmediata. Con una sonrisa cálida y sus característicos lentes, el artista saludó: “¡Qué hermosura estar esta noche aquí! ¡Qué gran honor, México! Por favor, ahorren energías, que las van a necesitar”. Estas palabras marcaron el inicio de una velada cargada de emoción y buena música.
El concierto, que inauguró la serie de presentaciones gratuitas del año en el Zócalo, fue un recorrido por los grandes éxitos de Paez. Con “El amor después del amor”, himno indiscutible del rock en español, abrió el espectáculo y encendió los corazones del público. La noche avanzó con clásicos como “11 y 6”, “Dar es dar”, “Mariposa tecknicolor” y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, coreados al unísono por la multitud.
Acompañado por una banda de nueve talentosos músicos, entre ellos Diego Olivero, Gastón Baremberg y la sección de vientos Sudestada Horns, Fito desplegó un sonido impecable. Cada interpretación fue un deleite para los sentidos, con arreglos que hicieron justicia a su vasta trayectoria.
Antes de la aparición de Fito, las bandas El Juguete Rabioso y Rey Pila calentaron los ánimos del público con actuaciones que dejaron en alto el talento musical. Ambas agrupaciones se ganaron el aplauso y la admiración de los asistentes.
La magnitud del evento no pasó desapercibida. El Zócalo, escenario de conciertos memorables con artistas como Paul McCartney, Rosalía y Los Fabulosos Cadillacs, una vez más se convirtió en el epicentro de la cultura musical. Esta noche, Fito Paez unió su nombre a esta prestigiosa lista con un espectáculo que trascendió fronteras.
Al cierre del concierto, tras más de dos horas de música y emociones a flor de piel, el público regaló al artista una ovación de dos minutos, una muestra del inmenso cariño que México le profesa al argentino.
Fito Paez continuará su gira “El amor después del amor” con dos fechas en el Auditorio Nacional de México, los días 20 (ya agotado) y 21 de enero, y una presentación en el Auditorio Telmex de Guadalajara el 26 de enero. Además, el artista lanzará a finales de este mes el primer sencillo de su próximo álbum, Novela, cuyo estreno está previsto para marzo.
Fito Paez realizó una serie de shows “PAEZ4030” en el Movistar Arena. Las seis presentaciones, repartidas cuatro en noviembre y dos en diciembre tuvieron como premisa celebrar los 40 años de Del 63 y los 30 años de Circo Beat y desde hace meses está completamente sold out.
Fito pisó el escenario vestido con un brillante traje que lució durante las más de dos horas que duró el espectáculo. Previo a dar luz verde a la función, el rosarino, notablemente emocionado, recorrió la pista saludando a las miles de almas presentes.
Ambos discos sonaron de principio a fin, respetando el orden que propuso el rosarino décadas atrás, al momento de la composición. “Del Sesenta y Tres” no solo auspició la apertura del show en el estadio de Villa Crespo, también anticipó una tendencia que iba a sostenerse a lo largo de las nueve canciones que integran el primer álbum de su carrera: el cantante no iba a abandonar el piano.
Distinto a lo que suele ocurrir en sus shows, esta vez, Fito hizo honor a la esencia de su disco debut y propuso una intimidad única, similar a la del estudio, que la banda acompañó con la afinidad que la caracteriza.
Porque, claro, Rodolfo no estuvo solo: Diego Olivero (bajo, teclado y coros), Gastón Baremberg (batería), Juan Absatz (voz, teclados y coros), Juani Agüero (guitarra y coros), Carlos Vandera (voz, guitarra, teclados y coros), Emme (voz y coros) completaron la ya conocida y aceitada formación. A su vez, la sección de vientos estuvo a cargo de Sudestada Horns (Ervin Stutz en trompeta y flugelhorn, Alejo von der Pahlen en saxo alto y saxo tenor y Santiago Benítez en trombón).
La puesta en escena, un minucioso trabajo de Sergio Lacroix, planteó a la mencionada formación en fila, de blanco y con peinados a la gomina. Una craneada combinación entre luces y visuales de época con un filtro -retro- blanco y negro en la pantalla permitió el viaje de los presentes a la época en que Fito escribió las 22 canciones homenajeadas.
La noche en Movistar Arena casi no tuvo pausas en el formato (apenas la interpretación de “Rojo como un corazón”, a dúo con Emme y una versión de “Soy un hippie”, en una lúdica armonización de voces con la banda completa en el borde del escenario).
Ya en el final, luego de himnos como “Tres agujas”, “Circo Beat”, “Mariposa Tecknicolor”, “El jardín donde vuelan los mares” y “Tema de Piluso”, hubo lugar para un clásico más, el único ajeno a los discos agasajados: Fito cerró con “Ciudad de pobres corazones”.
El Movistar Arena fue el escenario de un espectáculo audiovisual sin precedentes de la mano de Eric Prydz, uno de los íconos más destacados de la música electrónica mundial. Con su aclamado show HOLO, Prydz ofreció una experiencia completamente inmersiva, combinando un impecable set musical con hologramas 3D y efectos visuales que desafiaban los límites de la realidad, dejando hipnotizados a los miles de fanáticos presentes.
La noche comenzó a las 19:30 con la talentosa DJ Ffina, encargada de abrir el evento y preparar el ambiente para lo que sería una velada inolvidable. Ffina, una figura en ascenso en la escena electrónica, sorprendió al público con un set vibrante, destacando su habilidad para mantener una energía en constante ascenso.
Poco después, pasadas las 20:00, el DJ invitado Cristoph subió al escenario, desplegando todo su potencial y demostrando por qué es uno de los gigantes del house progresivo. Conocido por sus producciones nítidas, que incluso captaron la atención de Eric Prydz, Cristoph mantuvo la atmósfera cargada de intensidad, preparando el terreno para el clímax visual y musical que estaba por llegar. Su set fue un viaje sonoro que atrapó al público, anticipando la llegada del acto principal de la noche.
Finalmente, Eric Prydz tomó las riendas del espectáculo con su innovador show HOLO, en el que música y tecnología se fusionaron de manera única. Desde el primer beat, el público fue transportado a una dimensión futurista. Una mano tridimensional apareció en el aire, rompiendo las barreras de la realidad ante los ojos de los asistentes. Prydz mezcló sin esfuerzo su extenso catálogo de house progresivo y techno, mientras hologramas 3D y luces coreografiadas envolvían a todos en una experiencia multisensorial.
El espectáculo incluyó proyecciones holográficas de astronautas, androides, robots, ballenas azules, tortugas marinas y otras figuras que parecían surgir de las pantallas LED y flotar sobre el público. Los visuales, perfectamente sincronizados con la música de Prydz, generaron asombro constante en cada transición.
El show culminó cuando Prydz cerró su set con la épica «Opus», desatando una ovación generalizada mientras las últimas figuras de luz se desvanecían en el aire. La energía en el Movistar Arena alcanzó niveles únicos, con todos los asistentes completamente entregados a la experiencia.
El fenómeno cultural que nació en las redes sociales y en YouTube bajo el nombre de “Un Poco de Ruido” tuvo una de sus noches más memorables este viernes en el imponente Parque Roca de Buenos Aires. Después de dos eventos completamente agotados en el C Art Media, el trío conformado por Juan Manuel Grossi, conocido por sus seguidores como ‘Pinky’, junto a Damián ‘Damos Ruido’ Martínez y Gonzalo ‘DJ Pipo’ Leonardo, llevó su propuesta de “ LA FIESTA EN VIVO” a un nuevo nivel, ante más de 12 mil personas que no pararon de bailar, cantar y vibrar con cada mix cumbiero y cada sorpresa.
El espectáculo comenzó poco después de las 21 horas, cuando los tres integrantes, envueltos en una ola de aplausos y gritos que resonaban por todo el lugar, subieron al escenario para ratificar su estatus como un movimiento de culto. “Un Poco de Ruido”, con más de 80 millones de reproducciones mensuales y una comunidad de seguidores que supera los dos millones, demostró que no es solo un éxito del streaming, sino una verdadera fiesta popular que sabe traspasar las pantallas y convertirse en una experiencia masiva y vibrante
Fue una verdadera celebración de la cumbia, con un line up de invitados sorpresa que desató la euforia del público. Artistas como ‘El Villano’, ‘Los Turros’, ‘Mc Caco’ y ‘El Aspirante’, entre muchos otros, se sumaron a la fiesta, aportando su propio ritmo y estilo al evento. Néstor en Bloque, una leyenda del género, fue el encargado de cerrar la jornada, poniendo el broche de oro a una noche que quedará en el recuerdo de todos.
“LA FIESTA EN VIVO” llegará a la ciudad de Rosario, más precisamente al Metropolitano, el próximo 19 de octubre con localidades agotadas mucho antes de la fecha. Luego será el turno de Córdoba, provincia que albergará al convocante streaming el 14 de noviembre ni más ni menos que en la Plaza de la Música. Si aún no tenés tu entrada, conseguila en www.edenentradas.com.ar y no te pierdas la oportunidad de formar parte del suceso “Un Poco de Ruido”.
El 20 de septiembre quedará grabado en la memoria de 15 mil almas que agotaron el Movistar Arena para ser parte de una celebración que fue mucho más que un simple concierto. Las Pastillas del Abuelo no solo llenaron el recinto, sino que también nos recordaron la esencia de la amistad, la música y las raíces de una banda que sigue latiendo en cada rincón del país.
El número 20, tan significativo para ellos, marcó la fecha. Como en la lotería, fue una fiesta cargada de símbolos. La banda, con su inigualable estilo, lo hizo nuevamente: generaron un “sold out” y transformaron la velada en un evento “histórico”, como lo definieron ellos mismos.
Con un imponente despliegue visual (multiplicidad de pantallas gigantes) y ese show de luces que ya es marca registrada, Las Pastillas salieron al escenario a las 21:30 (puntual), y desde el primer acorde de “Amar y envejecer”, el público quedó hechizado. Ese tema, con un sutil arreglo electrónico, fue apenas un adelanto de lo que sería una noche memorable.
Uno de los puntos más altos fue el tema “¿Qué es Dios?”. La canción maradoniana que evoca al Diego, a los héroes de Malvinas y que despierta en el público un clamor fervoroso contra los ingleses. Apenas terminó, el público se unió en un grito único: “El que no salta, es un inglés”.
Piti Fernández recogió el guante y festejó. Pero enseguida aclaró: “Eso fue de los que dirigen. Hay ingleses muy buenos como los Rolling Stones y Los Beatles”. Y enseguida sonaron los acordes, desde el teclado de Ale Mondelo, de “Here Comes The Sun”, como un puente musical entre Liverpool y Villa Crespo.
La noche siguió con momentos vibrantes, y como sorpresa, irrumpieron en el escenario invitados de lujo: El Mosca, Pablo Coll y compañía, con quienes tocaron dos clásicos de Dos Minutos: “Amor suicida” y “Ya no sos igual”. En medio del pogo, el público coreó cada estrofa, con los “sos buchón de la Policía Federal” retumbando desde cada rincón del estadio.
Otro invitado fue el baterista Fernando Scarsella, ex Rata Blanca, quien se subió al escenario para tocar a doble batería con Juan Comas el tema “Cambios de tiempo”.
Las sorpresas no terminaron ahí. La banda desempolvó joyas como “Saber cuando parar”, un tema que no suele sonar en los shows y que, sin embargo, fue coreado con pasión. Cuando sonaron los primeros acordes de “Ojos de dragón”, parecía que el show llegaba a su fin. Pero el retorno fue glorioso con un popurrí de éxitos: “Loco por volverla a ver”, “Enano”, “Tantas escaleras” y, finalmente, cerraron con “Viejo karma”, dejando al público con el alma llena y el corazón palpitando al ritmo de las últimas notas.
La noche fue una sinfonía de emociones. Piti Fernández, con su voz profunda y desgarradora, lideró una banda que, como siempre, brilló con intensidad. Bochi y Fernando, en las guitarras, entrelazaron melodías complejas y hermosas, mientras Mondelo en los teclados aportaba esa atmósfera envolvente, tan característica. Santiago en el bajo y Juan en la batería marcaron la base sólida que sostenía cada tema, y Joel, con su saxo, inyectó sensualidad y profundidad en cada intervención.
Las Pastillas del Abuelo no solo ofrecieron un espectáculo; Construyeron un puente entre el pasado y el presente, entre la amistad y la música, entre la argentinidad y el mundo. Cada acorde fue un suspiro, cada melodía una celebración, y cada canción un abrazo colectivo. Piti prometió para el 2025 un show en “algún estadio” y otro Movistar Arena. Por más música, por más Pastillas.
LISTA DE TEMAS Mar y envejecer Ama a quien llora por ti Hasta acá nos ayudó Dios! Rompecabezas de amor Interpretación ¿Dónde esconder tantas manos? La creatividad ¿Me juego el corazón? Absolutismos ¿Qué es Dios? Here comes the sun (cover The Beatles) Amor Suicida (2 Minutos) Ya no sos igual (2 Minutos) Cambios de tiempo! (con Fernando Scarcella) Desde la postura Saber cuando parar ¿Qué pretendo no saber? El favor Ojos de dragón! ¿Qué hago esperando un puto as? Otra vuelta de tuerca Loco por volverla a ver Inercia Enano Tantas escaleras Viejo karma!
La primera parada del Jet Love Tour de Conociendo Rusia en Buenos Aires fue mucho más que un simple concierto: fue una celebración colectiva, un abrazo sonoro entre Mateo Sujatovich y sus miles de seguidores, que en comunión perfecta, hicieron del Movistar Arena un santuario de emociones. Con entradas agotadas, el estadio fue cómplice de una velada inolvidable.
Desde el primer acorde de “Jet Love”, el ambiente vibró con una energía casi palpable. El estadio entero se convirtió en un solo latido, pulsando al ritmo de la música y la pasión desbordante del público. Mateo Sujatovich, con su carisma y talento innegables, volvió a demostrar por qué su proyecto ha alcanzado un lugar privilegiado en la escena musical nacional. Canciones como “Te lo voy a decir” y “Canciones” fueron auténticos detonantes de emoción, creando una atmósfera eléctrica, una marea que no dejó de crecer durante las dos horas de show, alimentada por la comunión entre el artista y su audiencia.
FOTOS DE SOFÍA BRAVO
El público, fiel y entregado, se apropió del show desde el primer momento. Cada tema fue coreado con una devoción que pocas veces se ve, transformando el estadio en un coro multitudinario que resonaba con una fuerza inusitada. Ese vínculo único entre Conociendo Rusia y sus fans no es un mero accidente: es el resultado de una conexión sincera, una autenticidad que atraviesa cada nota y cada palabra, llegando directo al alma. No es solo la música, es la transparencia de las emociones que fluyen desde el escenario hacia las gradas, en un ida y vuelta que parece no tener fin.
Visualmente, la puesta en escena fue impecable. Los juegos de luces, las proyecciones y el diseño sonoro crearon un espectáculo que oscilaba entre lo íntimo y lo grandioso, envolviendo al público en una experiencia multisensorial. Hubo un instante en particular en el que Mateo, solo frente a su piano, detuvo el tiempo. En ese momento, el silencio compartido y la simpleza de la escena hicieron evidente que la verdadera grandeza también puede encontrarse en la quietud, en esos instantes de vulnerabilidad que se comparten en silencio.
El show alcanzó su punto álgido cuando Joaquín Levinton, líder de Turf, subió al escenario para interpretar una electrizante versión de “Pasos al Costado”. La química entre los dos músicos era palpable, y la respuesta del público fue inmediata: el estadio entero se rindió ante la poderosa energía que emanaba desde el escenario. Pero no fue solo ese momento el que hizo vibrar al Movistar Arena. Cuando sonaron los primeros acordes de “Adiós” de Gustavo Cerati, la emoción fue casi tangible. Fue como si la herencia del rock argentino se materializara en el aire, y el homenaje a Cerati resonara no solo como una canción, sino como un puente emocional que une el pasado glorioso con el presente vibrante de nuestra música.
La banda que acompaña a Mateo Sujatovich merece su propia ovación. Guille Salort en la batería, Chechi de Marcos con su guitarra acústica y coros, Rodri Monte en el bajo, Martín Allende en la guitarra eléctrica, y Andy Elijovich en teclados y sintetizadores, son un verdadero ejemplo de cohesión y entrega. Cada uno de ellos aportó su talento con una precisión y pasión que hicieron que la noche fuera aún más brillante. La conexión entre ellos y Mateo es tan orgánica que parece una sola entidad musical, capaz de elevar cada tema a su máximo potencial.
Conociendo Rusia no es solo una banda, es una experiencia que trasciende lo meramente musical. Su capacidad para generar un vínculo tan visceral con su público lo convierte en un fenómeno único dentro de la música contemporánea argentina. Y si esta primera fecha del Jet Love Tour fue así de mágica, la expectativa por lo que vendrá en la segunda noche es aún mayor. Queda la certeza de que Mateo Sujatovich está viviendo su mejor momento artístico, pero también la promesa de que lo mejor aún está por venir. Este es solo el comienzo de una travesía que está destinada a marcar un hito en la historia de la música nacional.
La polifacética Valen Etchegoyen, oriunda de Mar del Plata, vuelve a los escenarios con su energía arrolladora para presentar en vivo su último sencillo, «Ponte Mala». Este show tan esperado será el próximo 20 de septiembre a las 19 en The Roxy Live (Niceto Vega 5542 – CABA), en pleno corazón de Palermo.
Valen, como muchos de su generación, surgió como un fenómeno de las redes sociales. Nacida el 14 de noviembre de 1998, desde temprana edad demostró una habilidad innata y pasión por dos disciplinas que, a simple vista, podrían parecer inconexas: el skate y el canto. Mientras crecía, decidió desarrollar ambas en paralelo, hasta que finalmente la música tomó el protagonismo.
A los 12 años, comenzó a subir videos a las redes sociales haciendo covers de sus artistas favoritos. En conjunto con sus covers de Justin Bieber que le permitiese ganar notoriedad, la que le permitió realizar sus primeros shows, gestionados de manera independiente. En 2016, su carrera dio un giro cuando lanzó su primera canción original, «No Intentes Regresar», coescrita junto a su amigo Federico Gómez. Este tema marcó el inicio de su camino hacia su primer álbum, 1998, que se lanzó el 22 de septiembre de 2017 y fue presentado en vivo en Niceto Club.
Durante el show en The Roxy Live, Valen interpretará una selección de sus temas más icónicos, incluyendo «Lento», además de su más reciente éxito «Ponte Mala». Cada una de estas canciones refleja la evolución de Valen como artista, desde sus inicios en 2016 hasta su último lanzamiento en 2024, mostrando una amplia paleta de sonidos y una madurez artística que la consolida en la escena musical.
Valen Etchegoyen promete un show lleno de energía y emoción, donde sus seguidores podrán disfrutar de su versatilidad musical en todo su esplendor.
En su presentación en The Roxy Live, Valen promete un show lleno de energía y emoción, donde interpretará una selección de sus temas más icónicos, incluyendo «Lento» y su más reciente éxito «Ponte Mala». Este espectáculo será una oportunidad para que sus seguidores disfruten de su evolución como artista y su versatilidad musical.
Valen, como muchos de su generación, surgió como un fenómeno de las redes sociales. Nacida el 14 de noviembre de 1998, desde temprana edad demostró una habilidad innata y pasión por dos disciplinas que, a simple vista, podrían parecer inconexas: el skate y el canto. Mientras crecía, decidió desarrollar ambas en paralelo, hasta que finalmente la música tomó el protagonismo.
A los 12 años, comenzó a subir videos a las redes sociales haciendo covers de sus artistas favoritos. En conjunto con sus covers de Justin Bieber que le permitiese ganar notoriedad, la que le permitió realizar sus primeros shows, gestionados de manera independiente. En 2016, su carrera dio un giro cuando lanzó su primera canción original, «No Intentes Regresar», coescrita junto a su amigo Federico Gómez. Este tema marcó el inicio de su camino hacia su primer álbum, 1998, que se lanzó el 22 de septiembre de 2017 y fue presentado en vivo en Niceto Club.
Durante el show en The Roxy Live, Valen interpretará una selección de sus temas más icónicos, incluyendo «Lento», además de su más reciente éxito «Ponte Mala». Cada una de estas canciones refleja la evolución de Valen como artista, desde sus inicios en 2016 hasta su último lanzamiento en 2024, mostrando una amplia paleta de sonidos y una madurez artística que la consolida en la escena musical.
Valen Etchegoyen promete un show lleno de energía y emoción, donde sus seguidores podrán disfrutar de su versatilidad musical en todo su esplendor.
Las entradas para el evento ya están disponibles y se pueden conseguir a través de All Access.
El Kuelgue celebró sus 20 años de carrera con un impactante show en el Movistar Arena, agotando entradas y demostrando por qué es una de las bandas más queridas de la escena musical argentina. Con su estilo que mezcla pop, funk, soul, hip-hop y acid-jazz, la banda ofreció un espectáculo de dos horas repleto de energía y buena música.
La noche comenzó con una apertura enérgica, interpretando hits como “Peluquita”, “Sinoca” y “Chiste”, estableciendo desde el primer momento el tono festivo. Julián Kartún, el carismático líder de la banda, desplegó su histrionismo y humor, contagiando al público con su alegría y energía en el escenario. Acompañado por una sección de cuatro vientos, coristas y un percusionista, la banda mostró una destreza instrumental notable, manteniendo al público cautivado.
Durante el show, El Kuelgue presentó su último disco, Hola preciosa, con una zapada de los vientos que permitió a Kartún y al tecladista Santiago Martínez desplazarse hasta el fondo del campo para un set especial. Temas como “Roma”, “Paradise”, y “Carece” se destacaron en esta parte del show, donde la banda mostró su habilidad para fusionar géneros.
La fiesta también contó con invitados especiales que elevaron la noche. Zoe Gotusso se unió a la banda para interpretar “Carta para no llorar”, mientras que Wos hizo una aparición sorpresa en “Parque acuático”, arrancando ovaciones del público. Otros momentos memorables incluyeron una versión gospel de “Díganselo” que se fusionó con “Man in the Mirror” de Michael Jackson, y un cierre explosivo con temas como “Con Dios”, “Por ahora”, “Avenidas” y “Monkey”.
El bis incluyó “Góndola”, acompañado por una crew de bailarines, y una extensa versión de “La curva”, cerrando la noche con una ovación del público. El show no solo fue un repaso por sus 20 años de trayectoria, sino una celebración de la diversidad musical y la conexión única de la banda con su audiencia, consolidando a El Kuelgue como una banda emblemática en la escena musical argentina.
En una noche mágica que se sintió como un reencuentro con la esencia misma de la música, Los Tipitos conmemoraron sus 20 años de “Armando Camaleón” en un espectacular concierto en el Gran Rex. La atmósfera vibraba de emoción y nostalgia, reflejando el camino recorrido por la banda desde sus inicios en 1994, y cada acorde resonaba como un eco de memorias compartidas. La presentación no solo fue una celebración de su álbum emblemático, sino también una oportunidad para revivir el amor por su arte, que se ha intensificado con el tiempo. Con el lanzamiento de una nueva versión de “Silencio” junto a Andrés Calamaro, el estreno del conmovedor documental “De la calle al Gran Rex”, y el lanzamiento de una versión de “Brujería” con Jarabe de Palo, la noche prometía ser un festín musical. Además, el público fue testigo del lanzamiento del video de “Silencio” con Abel Pintos, en una velada que no solo honraba su legado, sino que también prometía nuevos horizontes y colaboraciones.
El Gran Rex se transformó en un refugio para los aficionados de la banda marplatense, que no solo festejaron sus 30 años de trayectoria, sino también la conexión especial que han cultivado a lo largo de los años. La escena fue adornada con tres pantallas LED dispuestas verticalmente, que brindaron un espectáculo visual cautivador. Luciendo trajes elegantes y coloridos, los miembros de Los Tipitos —Wálter Piancioli (piano, guitarra y voz), Raúl Ruffino (guitarra y voz) y Federico Bugallo (bajo y coros)— se mostraron musicalmente sólidos y vibrantes, ofreciendo frescas y renovadas versiones de los doce temas que dieron vida a “Armando Camaleón”, el disco que los catapultó al estrellato, bajo la producción artística de Pablo Guyot (ex guitarrista de GIT).
El respaldo de Martín González Puig (batería y coros), Adrián Charras (teclados) y Agustina Fernández Tomassone (guitarra y coros) fue fundamental, elevando el sonido de la banda a nuevas alturas. Este reencuentro con sus fanáticos fue un momento lleno de emociones, intensificado por la presencia de ilustres invitados que brillaron en el escenario. León Gieco, con su interpretación de “Sólo figuras”, aportó su inconfundible toque; El Cabra de Las Manos de Filippi encendió la noche con “Camaleón”; Benjamín Amadeo, en su versión de “Brujería”, trajo frescura a la velada; Gloria Carrá y su conmovedora “Algo” resonaron en los corazones de los asistentes; y Juan Carlos Baglietto, con su mágica interpretación de “De este lado de la noche”, consolidó la noche como un homenaje al legado musical argentino.
Frente a un público entusiasta que colmó el teatro Gran Rex, la atmósfera festiva se complementó con miles de globos de colores flotando por el aire. En medio de esta celebración, Los Tipitos interpretaron un repertorio de 25 temas que incluyó clásicos como “Porque”, “Sábados blancos”, “Habla conmigo” y “Mil intentos”. Sin embargo, uno de los momentos más memorables de la noche llegó con la sorpresiva interpretación de “Take on me”, el clásico de A-ha, que resonó con fuerza y fue recibida con una ovación unánime del público, un testimonio del talento y la conexión emocional que Los Tipitos han forjado a lo largo de los años.
Durante poco más de dos horas, Los Tipitos no solo lograron concretar el viejo anhelo de regresar a la calle Corrientes, sino que lo hicieron con un concierto a la altura de su historia, mostrando su excelente forma y un cancionero que los une sin escalas a la mejor tradición del rock argentino.