La Renga volvió a hacer historia el 5 de julio de 2025 con un show arrollador en el estadio de Huracán, el tercero de la serie. El recital, que reunió a miles de fanáticos, tuvo un setlist extenso de 31 canciones, repasando clásicos y temas de su último trabajo.
Pero la noche no fue solo música. Durante la interpretación de «Panic Show», Gustavo «Chizzo» Nápoli lanzó un mensaje directo: “Ojo, Javier, que este león tiene mucho hambre”, en alusión al presidente Javier Milei. Y no fue el único momento político. Entre temas, el cantante remarcó: “Hoy hay mucha crueldad. Está de moda insultar por redes. Hasta colegas que te insultan. Las cosas hay que decirlas en la cara. Hay que dejar de alimentar a ese monstruo que crece”, como introducción a «El monstruo que crece». No hizo falta más explicación.
Setlist completo del show de La Renga en Huracán – 5/7/2025
Fito Páez dio anoche el puntapié inicial a su nueva gira mundial “Páez Tecknicolor” con un emocionante concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona. El artista rosarino fue ovacionado por un público que lo esperaba con altas expectativas, y respondió con un espectáculo vibrante, extenso y profundamente emotivo.
La relación entre Fito Páez y el público español es de larga data, y esta vez no fue la excepción. Con una lista de temas minuciosamente elegida, el músico recorrió las distintas etapas de su carrera: desde los grandes clásicos hasta piezas menos habituales, y canciones de sus trabajos más recientes como “Futurología Arlt”, “La conquista del espacio”, “Naturaleza sangre”, “Rey Sol” y, por supuesto, su nuevo disco, “Novela”.
Lo acompañó una banda sólida y versátil, integrada por Diego Olivero (bajo, teclado y coros), Gastón Baremberg (batería), Juan Absatz (voz, teclados y coros), Juani Agüero (guitarra y coros), Emme (voz y coros) y una poderosa sección de vientos, que aportó riqueza y color a cada canción. Todos supieron leer el pulso emocional del show, sumando intensidad y matices en cada pasaje.
La puesta en escena, diseñada por Sergio Lacroix, también se destacó por su estética cuidada y su aporte narrativo. Luz, imagen y sonido se entrelazaron para construir una experiencia sensorial integral.
Un show cargado de emociones y guiños al alma latina
El recital fue una montaña rusa emocional: se bailó, se cantó, se lloró y se celebró. “Páez Tecknicolor” fue un viaje generacional que emocionó tanto a los argentinos y latinoamericanos residentes en España como al público español que ha hecho propias muchas de estas canciones.
Fito Páez dejó en claro que está más vigente que nunca. Su voz, sus letras y su entrega sobre el escenario hablaron de un artista renovado, pero fiel a su esencia, que sigue escribiendo capítulos inolvidables en la historia del rock en español.
Con un repertorio plagado de hits, el arquitecto del groove repasó su legado y sus colaboraciones con gigantes como Madonna, Daft Punk, Duran Duran y David Bowie.
El martes por la noche, Buenos Aires se convirtió en una pista de baile gigantesca. El responsable fue un verdadero arquitecto del groove: Nile Rodgers, junto a su banda CHIC, ofreció en el Movistar Arena un show demoledor que fue mucho más que un concierto. Fue una celebración colectiva del ritmo, del funk y de la música que marcó generaciones enteras.
Desde los primeros acordes de “Le Freak”, el estadio estalló en euforia. No hubo pausas ni tregua: clásicos como “Everybody Dance”, “I Want Your Love” y “Dance, Dance, Dance” sonaron con una fuerza y frescura sorprendentes, llevando al público a un viaje lleno de recuerdos y energía.
Rodgers, con su guitarra inconfundible y su sonrisa constante, estuvo acompañado por una banda impecable y vocalistas que brillaron con luz propia. Completaron la formación Ralph Rolls (batería), Milton Barnes (bajo), Richard Hilton (teclados), Russell Graham (teclado y voz), Steven Jankowski (trompeta), Kenneth Gioffre (saxo), y las potentes voces de Kimberly Davis y Audrey Martell.
El setlist incluyó joyas de Sister Sledge y Diana Ross, como “I’m Coming Out”, “Upside Down”, “We Are Family” y “The Greatest Dancer”, que desataron el fervor del público. Pero también hubo espacio para himnos pop que Rodgers produjo y que definieron el sonido de distintas décadas: “Like a Virgin” y “Material Girl” de Madonna, “Modern Love” y “Let’s Dance” de David Bowie, “Get Lucky” y “Lose Yourself to Dance” de Daft Punk, “Cuff It” de Beyoncé, entre otros.
Uno de los momentos más emotivos fue “Thinking of You”, acompañado por imágenes de archivo que repasaron la carrera de Rodgers: desde sus inicios con Bernard Edwards, pasando por sus colaboraciones con Mick Jagger, Donna Summer, Duran Duran y más.
El cierre con “Good Times” fue apoteósico: miles de personas cantando, bailando y abrazándose bajo una línea de bajo que sigue siendo irresistible.
Nile Rodgers no vino a mirar hacia atrás. Vino a recordarnos que la historia del pop y del funk sigue viva, vibrante, actual. Y que, en un mundo que a veces pierde el ritmo, siempre hay una canción capaz de unirnos y hacernos vibrar.
Anoche, Buenos Aires no solo presenció un show: fue parte de una fiesta irrepetible que quedará entre los momentos más conmovedores del año.
Con el estadio Obras Sanitarias colmado, LIT Killah ofreció un show de alto impacto para presentar Kustom, su más reciente álbum. Fue una noche cargada de potencia visual, energía desbordante y emoción, donde el artista no solo repasó sus hits, sino que reafirmó su liderazgo en la escena urbana latinoamericana.
Un show diseñado por él, pensado para impactar
Desde el inicio, LIT Killah dejó en claro que esta presentación sería especial. El show arrancó con un impactante solo de batería, ejecutado por el propio LIT, que luego bajó del escenario para interactuar directamente con el público, generando una conexión auténtica y constante.
La puesta en escena, creada por él mismo, reflejó el universo estético de Kustom, con visuales envolventes, efectos especiales y momentos de alto voltaje emocional.
Un recorrido por todos sus estilos
Sonaron temas nuevos como:
“Kustom”
“LuXxX”
“Fiamore” (estrenada por primera vez en vivo)
“BPM”
“All Inclusive”
“Nada de Nada”
“Damn Girl”
Y no faltaron los clásicos que hicieron vibrar a miles:
“La Élite”
“Mala Mía”
“La Trampa es Ley”
“Flexin”
“Neon”
“Los del Espacio”
“Entre Nosotros”
Uno de los momentos más impactantes fue cuando LIT cantó dentro de una jaula gigante que recorrió el estadio, al ritmo de “Wake Me” y “Aeróbico”, fundiéndose en la multitud con una puesta inédita.
Invitados de lujo y freestyle explosivo
El show también tuvo grandes invitados:
Khea se sumó para “Dejame Tranqui”
FMK y Rusherking acompañaron en “Yo Sé Que Tú”
Asan y Khea se lucieron con “El Don”
Nacho y Klan improvisaron un freestyle lleno de energía y flow
Tuli Acosta protagonizó un momento romántico con LIT al cantar juntos “Mala Suerte”, cerrando con flores y complicidad
Un final a pura ovación
La noche cerró con un tramo final apoteósico: “Los del Espacio”, “Entre Nosotros” y “Neon” hicieron temblar Obras entre luces, gritos y emoción pura.
Una ovación cerrada recibió este domingo en el Teatro Vorterix a The Amy Winehouse Band, la formación original que acompañó a la legendaria artista británica durante su breve e intensa carrera. El show, liderado por su histórico bajista y director musical Dale Davis, fue mucho más que un concierto: fue una ceremonia íntima y poderosa, un reencuentro con la voz, la música y la sensibilidad de Amy Winehouse, a casi 14 años de su partida.
Desde los primeros acordes de “Know You Now”, la banda marcó el tono de lo que sería una noche de emociones profundas. Bronte Shandé, la vocalista encargada de darle cuerpo a las canciones de Amy, no intentó imitarla: la encarnó con respeto, presencia y talento. Su interpretación fue cálida y honesta, dejando que el alma de Amy se manifestara a través de cada verso.
Con un repertorio cuidadosamente seleccionado, el grupo recorrió los discos Frank, Back to Black y Lioness: Hidden Treasures, en un viaje que combinó energía soul, jazz, funk y desgarro emocional. El bloque inicial —con temas como “October Song”, “Mr. Magic (Through the Smoke)” e “In My Bed”— fue una declaración de principios: este no era un tributo cualquiera, sino la música de Amy tocada por quienes ayudaron a construirla desde el estudio y el escenario.
Entre visuales en pantalla y metraje inédito de la artista, el espectáculo fue ganando en intensidad. El público acompañó con respeto, emoción y cantó en más de una ocasión con la garganta apretada. La sección media del show —“Stronger Than Me”, “You Sent Me Flying”, “Addicted”, “Cupid”— dio paso a los éxitos más conocidos, donde la conexión fue total.
Uno de los momentos más especiales llegó con “He Can Only Hold Her”, introducida con la presentación de cada músico. Allí se lucieron los vientos (con Henry Collins, Dominic Glover, Ben Edwards y los saxofonistas Dave Temple y Frank Walden) y se reforzó lo que ya era evidente: la calidad musical del ensamble es de primer nivel.
El tramo final fue un desfile de hits: “Love Is Just a Losing Game”, “Tears Dry on Their Own”, “Back to Black”, “You Know I’m No Good”, “Me & Mr. Jones”, y por supuesto, “Rehab”, desataron la ovación total. La despedida formal incluyó “You’re Wondering Now” y “Monkey Man”, antes de que la banda regresara para cerrar con una versión inolvidable de “Valerie”, que convirtió a todo el Vorterix en un coro.
The Amy Winehouse Band no solo trajo las canciones de Amy a Buenos Aires: trajo su espíritu, su fragilidad, su genio. Fue una noche de homenaje, pero también de celebración. Porque Amy fue —y sigue siendo— única. Y en shows como este, su voz sigue viva.
La banda repasó sus casi 30 años de historia ante una multitud eufórica y presentó sus nuevas versiones de Duki, Fito Olivares y Charly García. Hubo invitados especiales y una energía que desbordó el escenario.
Con la potencia y energía que los caracteriza, el sábado 10 de mayo, Árbol ofreció un show inolvidable en el C Art Media. Durante más de dos horas, la banda integrada por Pablo Romero, Sebastián Bianchini, Hernán Bruckner y Martín Millán recorrió su extensa trayectoria ante un público que celebró cada tema saltando, cantando y pogueando.
Sonaron clásicos infaltables como “Vomitando Flores”, “Trenes, Camiones y Tractores”, “El Fantasma”, “Revoloteando” y “Pequeños sueños”, en un repertorio que atravesó sus tres décadas de carrera.
Invitados de lujo y nuevas versiones
La noche tuvo también grandes momentos con invitados especiales. El Chávez se sumó en el escenario para interpretar “La Güera Salomé”, el más reciente single del grupo. Más tarde, Tomás Otero y Jeremías Oro de Koino Yokan acompañaron a Árbol en “Lo que hoy quieras” y “Goodbye Adiós”.
El cierre fue a pura ovación cuando el Mono de Kapanga se unió a la banda para cantar “La Nena Monstruo”, desatando la fiesta total en el recinto.
Este reencuentro con el público porteño se dio tras un año sin presentaciones en la Ciudad de Buenos Aires, y confirmó que Árbol sigue siendo una banda fundamental en la escena nacional.
PH: Matías Calderón PH: Matías Calderón
Reversiones con sello propio
Árbol acaba de lanzar tres nuevas versiones que cruzan generaciones y géneros, mostrando su versatilidad sin perder identidad:
“Pintao”, original de Duki ft Rei e Ysy A, en una reversión donde la banda sale de su zona de confort y aporta su impronta a un hit urbano, mostrando que la frescura del rock alternativo puede convivir con el trap.
“La Güera Salomé”, del mexicano Fito Olivares, popularizada en Argentina por Lía Crucet, llega con un sonido bailable y explosivo. Cuenta con la colaboración de El Chávez, productor de No Te Va Gustar y Gustavo Cordera, y fue mezclado por Aníbal Kerpel en La Casa Studios (Los Ángeles).
“Bancate ese defecto”, homenaje al maestro Charly García, con una versión donde se mezclan rock nacional, freestyle, sintetizadores y violines. Participan Matías Mango en teclados y Lukian en freestyle, también con mezcla de Kerpel.
Con estos lanzamientos y un vivo demoledor, Árbol demuestra que sigue más vigente que nunca, capaz de reinventarse sin perder su esencia y conectar con nuevas generaciones desde la música y la energía en escena.
La pasión por el heavy metal volvió a encontrar su santuario este sábado en Tecnópolis, Villa Martelli, donde se realizó una nueva edición del Masters of Rock. Más que un simple festival, fue un acto de resistencia cultural, una reafirmación de los códigos, estéticas y sentimientos que mantienen viva a esta comunidad pese al paso de las modas y los dictados de la industria musical.
Desde temprano, la jornada prometía ser maratónica. Con dos escenarios gemelos y una grilla que incluía trece bandas, el arranque fue puntual a las 13:00. La apertura estuvo en manos de nombres locales como Renzo Leali, La Carga, Tándem, Against, y el proyecto tributo Entre el Cielo y el Infierno, formado por exintegrantes de Rata Blanca. También destacaron Horcas, con su metal aguerrido de siempre, y el dúo instrumental On/Off, que encendió los motores para recibir a los artistas internacionales.
Los suecos de Opeth fueron los primeros en salir al ruedo internacional, entregando una dosis precisa de metal progresivo con aires de death metal, en una hora marcada por un sol implacable que bañaba el predio de Tecnópolis.
Más tarde, llegó el turno de Queensrÿche, leyendas de Seattle. Aunque la formación actual mantiene solo dos miembros originales, el vocalista Todd La Torre demostró estar a la altura del mito creado en los ’80 por Geoff Tate. Su set, centrado en los primeros discos y en los álbumes conceptuales Operation: Mindcrime y Empire, ofreció una clase maestra de técnica y emoción, coronada por clásicos como Silent Lucidity.
La emotividad se adueñó del escenario con Savatage. La histórica banda estadounidense, fundada por los hermanos Jon y Criss Oliva, rindió tributo a su legado: aunque Jon no pudo estar presente en vivo por cuestiones de salud, su figura cobró vida en las pantallas, cantando «Believe» junto a sus compañeros y generando uno de los momentos más conmovedores del día.
Ya con la noche desplegando su manto sobre Tecnópolis, Europe tomó el escenario con una propuesta más ligada al hard rock. Pese a haber sido resistidos en los ’80 por los puristas del metal por el fenómeno global de The Final Countdown, los suecos demostraron ser mucho más que un hit de época. Con la formación original intacta, Joey Tempest brilló como un frontman de raza, mientras que el virtuoso John Norum dejó su marca en cada solo de guitarra. El setlist incluyó himnos como Rock the Night, Cherokee, Superstitious (con un guiño a Whitesnake en medio del tema) y la esperada balada Carrie, confirmando que su repertorio sigue vigente y vibrante en vivo.
El plato fuerte llegó de la mano de Judas Priest, quienes tomaron el centro de la escena en Tecnópolis con un set extendido y una actuación demoledora. Detrás de una cortina adornada con frases icónicas del género, Rob Halford, Ian Hill, Scott Travis, Andy Sneap y Richie Faulkner desplegaron pura potencia. Sin respiro, encadenaron clásicos como You’ve Got Another Thing Comin’, Rapid Fire y Breaking the Law, con un Halford en estado de gracia a sus 73 años.
El repertorio recorrió joyas de diez de sus veinte discos, con paradas en himnos como Riding on the Wind, Love Bites, Saints in Hell y Sinner. Antes de interpretar Invincible Shield, Halford repasó casi toda la discografía de la banda, omitiendo solamente los trabajos de la era Tim “Ripper” Owens. El cierre fue a puro golpe de efecto: Electric Eye, Hell Bent for Leather y Living After Midnight, coronando una jornada épica que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.
Así, el Masters of Rock 2025 no fue solo una cita con la nostalgia: fue una verdadera celebración de la vigencia, la identidad y el espíritu inmortal del heavy metal.
En el marco del Masters of Rock, que se celebró en Tecnópolis, Europe ofreció una actuación vibrante y emotiva que se destacó como uno de los puntos más altos del festival.
Pasadas las 18:55, la mítica banda sueca subió al escenario ante miles de personas que, a pesar de la fresca jornada otoñal, aportaban su calor y energía. Desde el primer acorde, quedó claro que Europe no venía a cumplir, sino a conquistar una vez más a su fiel público argentino.
El setlist fue un viaje poderoso a través de su historia, combinando clásicos de los años 80 con temas más recientes. Iniciaron con temas como «Carrie» y «Cherokee», desatando una oleada de nostalgia entre los presentes. La intensidad fue en aumento con «Rock the Night» —cuyo video ya circula en redes sociales mostrando a Tecnópolis coreando cada estrofa— y «Superstitious», otro de los infaltables en sus shows.
Europe también se permitió mostrar su evolución, con canciones como «Last Look at Eden» y «Walk the Earth», reflejando la vigencia y madurez de una banda que supo reinventarse sin perder su esencia.
El cierre fue, como no podía ser de otra manera, apoteósico: «The Final Countdown» detonó un estallido de euforia colectiva. Miles de voces se unieron en un canto que cruzó generaciones, en uno de esos momentos que sólo la música en vivo puede regalar.
La voz de Joey Tempest se mantuvo impecable, potente y emotiva, mientras que el resto de la banda —con su solvencia habitual— construyó una pared sonora que hizo vibrar cada rincón del predio.
El Masters of Rock 2025 vivió un giro inesperado cuando Scorpions debió cancelar su presentación por una laringitis que afectó a Klaus Meine. Pero el vacío no duró mucho: Judas Priest tomó el centro de la escena en Tecnópolis con un set extendido y una actuación demoledora.
Detrás de una cortina adornada con frases icónicas del género, Rob Halford, Ian Hill, Scott Travis, Andy Sneap y Richie Faulkner desplegaron pura potencia. Sin respiro, encadenaron clásicos como You’ve Got Another Thing Comin’, Rapid Fire y Breaking the Law, con un Halford en estado de gracia a sus 73 años.
El repertorio incluyó joyas de diez de sus veinte discos, con paradas en himnos como Riding on the Wind, Love Bites, Saints in Hell y Sinner. Antes de interpretar Invincible Shield, Halford recordó casi toda su discografía, omitiendo solamente los trabajos de la era Tim “Ripper” Owens.
Para el cierre, tres golpes certeros: Electric Eye, Hell Bent for Leather y Living After Midnight, coronando una jornada épica.
Fito Paez hizo vibrar el Zócalo de la Ciudad de México en una noche histórica que quedará grabada en la memoria de los presentes. Ante más de 80.000 espectadores que se congregaron desde tempranas horas del sábado, el icónico cantautor argentino brindó un espectáculo inolvidable en el corazón de la capital mexicana.
Eran las 8 de la noche cuando Fito tomó el escenario. La euforia de la multitud fue inmediata. Con una sonrisa cálida y sus característicos lentes, el artista saludó: “¡Qué hermosura estar esta noche aquí! ¡Qué gran honor, México! Por favor, ahorren energías, que las van a necesitar”. Estas palabras marcaron el inicio de una velada cargada de emoción y buena música.
El concierto, que inauguró la serie de presentaciones gratuitas del año en el Zócalo, fue un recorrido por los grandes éxitos de Paez. Con “El amor después del amor”, himno indiscutible del rock en español, abrió el espectáculo y encendió los corazones del público. La noche avanzó con clásicos como “11 y 6”, “Dar es dar”, “Mariposa tecknicolor” y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, coreados al unísono por la multitud.
Acompañado por una banda de nueve talentosos músicos, entre ellos Diego Olivero, Gastón Baremberg y la sección de vientos Sudestada Horns, Fito desplegó un sonido impecable. Cada interpretación fue un deleite para los sentidos, con arreglos que hicieron justicia a su vasta trayectoria.
Antes de la aparición de Fito, las bandas El Juguete Rabioso y Rey Pila calentaron los ánimos del público con actuaciones que dejaron en alto el talento musical. Ambas agrupaciones se ganaron el aplauso y la admiración de los asistentes.
La magnitud del evento no pasó desapercibida. El Zócalo, escenario de conciertos memorables con artistas como Paul McCartney, Rosalía y Los Fabulosos Cadillacs, una vez más se convirtió en el epicentro de la cultura musical. Esta noche, Fito Paez unió su nombre a esta prestigiosa lista con un espectáculo que trascendió fronteras.
Al cierre del concierto, tras más de dos horas de música y emociones a flor de piel, el público regaló al artista una ovación de dos minutos, una muestra del inmenso cariño que México le profesa al argentino.
Fito Paez continuará su gira “El amor después del amor” con dos fechas en el Auditorio Nacional de México, los días 20 (ya agotado) y 21 de enero, y una presentación en el Auditorio Telmex de Guadalajara el 26 de enero. Además, el artista lanzará a finales de este mes el primer sencillo de su próximo álbum, Novela, cuyo estreno está previsto para marzo.